Opinión

Tennyson y el año nuevo

TENÍA 14 O 15 años cuando, en vísperas de Navidad, descubrí un poema del Inglés Alfred L. Tennyson. Se llamaba Al año nuevo, y pedía "callad, campanas tristes, dejad morir el año/ dejad al que ha pasado: vibrad, bronces dichosos / por el que llega ornado de nieve blanca y pura…". No entendía muy bien el afán por despedir sin honores al año viejo mientras se ponía tantas expectativas en el que estaba por llegar: entonces, mis años eran igualmente felices, y sólo me importaba el paso del tiempo por lo que significaba en mi trayecto hacia la edad adulta, que era para mí la metáfora de la libertad. Pero entonces los años pasaban plácidamente, sin contratiempos ni grandes tristezas, y la proximidad del 31 de diciembre hacía evocar una noche en la que nadie nos mandaba a la cama mientras volaban las serpentinas y flotaba en la casa el olor a pólvora de los cohetes de cartón que mi abuelo compraba en El arco iris. Este año, en vísperas del 31 de diciembre, he vuelto a leer el poema de Tennyson, y por primera vez he compartido la ansiedad de su autor por entrar en otra fecha. Necesitamos pasar página. Dar carpetazo a un 2020 que iniciamos con la ilusión intacta, que es como hay que empezar siempre todas las cosas, sin adivinar el zarpazo que iba a pegarnos. Y tras estos meses de pesadilla, miramos con ansiedad hacia 2021 suplicando que sea un poco mejor. "Callad las horas tristes de sombras en la tierra", pedía Tennyson, y nosotros miramos de reojo el calendario, como si el cambio de año pudiese poner punto y final a la época más difícil de los últimos ocho lustros. El próximo jueves, cuando suenen las campanadas en el reloj de la puerta del Sol, y no haya por primera vez miles de personas celebrando el año nuevo, yo recordaré los versos del viejo poeta inglés y pondré, como él, como tantos, mi esperanza en el advenimiento de un tiempo nuevo. Que 2021 nos traiga la paz que necesitamos, y la buena suerte que merece la humanidad entera. Feliz año nuevo.