Opinión

Solo a los de izquierdas

A ANTÓN Gómez Reino lo conocí en el Congreso, donde ocupaba un escaño por A Coruña. Me pareció un tipo más bien sensato, bastante cordial. Nunca tuvimos gran relación, pero tampoco un roce ni una mala palabra. Luego compartimos debates en la campaña electoral, y seguí pensando que era una persona con dos dedos de frente. Por eso cuando el otro día leí un tuit suyo pensé que a lo mejor le había quitado el móvil un enemigo que quería labrarle mala fama. Atención a lo que decía: "No se puede normalizar ni un minuto más la persecución, el acoso y el hostigamiento a Pablo Iglesias e Irene Montero ni ningún ciudadano o político de izquierda".

Han leído bien. De izquierda. A los que no son de izquierda, por lo visto, se les puede dar cera a placer, porque para eso son de centro, de derechas o de lo que sea. Por desgracia, ni a Gómez Reino le había quitado el móvil un enemigo o un colega con ganas de incordiar: el tuit era suyo, y la idea de que solo la izquierda debería estar libre de hostigamiento, también.

No se puede normalizar la persecución, pero ni la de Pablo Iglesias ni la de nadie, y hay que condenarla con contundencia

Así vamos a acabar mal. De verdad. Dividir el mundo entre los que pueden o no pueden recibir palos es muy peligroso, pero eso es lo que están haciendo estos chicos izquierdosos de piel fina que importaron el escrache como forma de protesta y acaban de comprobar en carne propia que la violencia no es el camino. Claro que no se puede normalizar la persecución, pero ni la de Pablo Iglesias ni la de nadie, y hay que condenarla con contundencia, venga de donde venga y se ejerza sobre quien se ejerza.

Hasta que no entendamos que lo que está mal es acosar al divergente político, sea cual sea su color o su bandera, el suflé seguirá subiendo. Y los chicos de Podemos y confluencias tienen un problema si creen que esto se arregla garantizando solo la tranquilidad de los que piensan como ellos. Esto tiene que parar, y no lo hará si Gómez Reino y los suyos siguen distinguiendo entre acosos buenos y acosos malos, normales y anormales, justos e injustos.

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