Opinión

Un poquito de lírica, por favor

PUES NADA, otra victoria del Breogán. La verdad es que para escribir este tipo de artículos, en los que el baloncesto es casi una disculpa que bucea entre las líneas, no viene bien tanta felicidad, tanta perfección. Quedan mejor siempre con unas gotas de nostalgia. La lírica combina mejor con la derrota, como la ginebra.

Los poetas cambian de acera esta temporada cuando se cruzan con el Breogán. Para contar las andanzas celestes no hace falta recurrir a metáforas, hipérboles ni epítetos. Basta con una enumeración. De triunfos. Es que no hay manera. Después de años protagonizando crónicas con derrotas tan bellas como dolorosas, el equipo lucense ha desenvainado la espada y a su paso solo quedan cadáveres.

Con lo bonito que hubiese sido, por ejemplo, perder en la pista del Valladolid con Paco García dándole la estocada al equipo de su corazón. Como hizo en 2006 abriendo una herida que todavía supura. ¡Cuánta poesía se quedó por el camino!

¿Y lo de Melilla? Un partido que estaba más que ganado y que casi se escapa en un final lamentable. ¿Cómo no se perdió ese choque? Aquello fue casi una falta de respeto a las tradiciones del club. Cada día que pasa parece más claro que este año nos quedamos sin breoganada. Acuérdense de lo de Palencia, otro encuentro en el bolsillo que casi se escapa en los postres. Lo tuvo en sus manos Nikola Cvetinovic, pero su triple se estrelló en el aro. Ni un serbio, gente que aprende a meter esas canastas antes que a gatear, fue capaz de terminar con este estado de felicidad que casi raya en lo cursi. Otra bella crónica que no leeremos jamás.

El duelo ante el Barcelona B fue otra ocasión perdida. El Breogán se presentó en Cataluña después de superar al señalado por todos como gran favorito para lograr el ascenso a principio de temporada, un Manresa que fue arrollado en el Pazo. Tumbado Goliat, tocaba visitar a David. Pero nada, ni con la onda ni con la Yamaha. Y eso que el equipo celeste hizo todo lo posible para ser el protagonista de una epopeya. Al final apareció Salva Arco con sus flechas para silenciar a los trovadores. 

Ayer había una pequeña esperanza después de que Xavi Sastre calentase un poco el partido. De perder, habría dado algo de juego. Pero nada. Ganar, solo ganar. Habrá que seguir esperando. A lo mejor en otra Liga hay más espacio para la lírica. Otra que sea más Apasionante, Competitiva y Bonita.

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