Opinión

Los fuegos artificiales no cambian nada

EL QUE CONTARA con una victoria cómoda del Breogán culminada por una exhibición de fuegos artificiales, que se compre una camiseta de Messi y se vaya al Camp Nou a ver finales de Copa del Rey.

Lo de ayer fue un palo, vale, pero hablar de fracaso no viene a cuento. No cabe ni pensar en ello. Esto es el Breogán. Esto es sufrimiento. Esto es corazón. Aquí se gana o se pierde, pero lo único que se exige es que se deje todo en la pista. Y los jugadores celestes así lo hicieron, con más o menos acierto, pero cumpliendo con su trabajo en todo momento.

Esto es el Breogán. Esto es sufrimiento. Esto es corazón

Y es que lo de ayer era demasiado bonito para ser verdad. Un Pazo repleto, teñido de celeste, una afición contraria con la que se puede convivir en paz ayudando a dar más ambiente... Lo dicho, demasiado bonito.

Breogán y Ourense se jugarán el ascenso mañana a una carta. Y será en el Pazo Paco Paz. Todo está ahora en contra del Breogán, que tiene solo un día para borrar lo que pasó ayer en Lugo. No será fácil. Lisardo Gómez admitió al final del partido que nunca había visto al vestuario tan jodido. Buena señal. Perfecto. Lo realmente jodido es que estuvieran pensando en qué pizza pedir para la cena.

Es complicado pensar qué pasará mañana. Salvo el primer partido, un accidente del tamaño de un planeta sufrido por el equipo lucense, la igualdad ha marcado esta serie. Los dos equipos se conocen cada vez mejor y los jugadores están cada vez más cansados. Así que habrá que esperar a que suene el bocinazo final del partido de mañana para saber qué equipo jugará la próxima temporada en la Liga ACB. Cuesta pensar en un triunfo claro de uno u otro lado.

Las caras eran largas ayer en el Pazo a la conclusión del partido. La afición celeste soñaba con un triunfo para contar a sus descendientes y se encontró con una derrota que fuerza una final en Ourense. Muchos hicieron dieta forzosa al llegar a casa y se saltaron la cena pensando en lo que pudo ser y no fue. Aún estaban masticando la derrota, pero que nadie dé por muerta a esta afición. Si a las puertas del Pazo hubiese autobuses para asistir al quinto partido, más de uno ya se habría subido.

Pase lo que pase mañana, el Breogán será despedido con una sonora ovación por parte de su afición del Pazo Paco Paz. Porque se lo merece

Porque insisto en que el resultado del duelo de mañana es una incógnita, pero la pregunta que no cabe hacerse es si el Breogán estará solo en el Pazo Paco Paz. No, ni de coña. Después de desayunar -un poco más de lo habitual después del ayuno de anoche-, la afición se ha puesto manos a la obra para conseguir una entrada para mañana. Estoy escribiendo esto sin saberlo, aún es domingo por la noche, pero me juego mi puesto de trabajo.

Y voy a aventurarme más. Pase lo que pase mañana, el Breogán será despedido con una sonora ovación por parte de su afición del Pazo Paco Paz. Porque se lo merece, porque durante todo el año ha luchado contra los elementos para que sus aficionados se sientan orgullosos de ellos. Y lo están. Lo que pasó ayer en el Pazo no va a cambiar su manera de pensar. Más bien todo lo contrario. Que no hubiese fuegos artificiales no cambia absolutamente nada. Esto es el Breogán. Esto es suficiente. Esto es corazón.

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