Opinión

Escoja usted su escena

 
miriam
photo_camera Afición del Breogán

Hay vidas que se resumen en un suspiro de la misma manera que hay partidos que se reducen a un tiro, a un balón que vuela por el aire con dos posibles destinos: el que deseas y el que temes que te convierta en un desdichado.

En el baloncesto se dan situaciones así hasta en los encuentros que parecen decididos claramante hacia un lado, como el de ayer en Santiago, en el que el Obradoiro llevó siempre la batuta. Cuarenta minutos de esfuerzo en la pista, una semana de preparación, horas y horas delante del ordenador analizando jugadas, para que todo se decida con un balón por al aire.

Cvetkovic tuvo en sus manos la opción de lograr un triunfo que hubiese sido increíble después del desarrollo del choque. El breoganismo contuvo la respiración a la espera del milagro en ese último lanzamiento a la desesperada. Con la cabeza, sabía que apenas había opciones; con el corazón, deseaba con todas sus fuerzas que la cabeza estuviese equivocada. En las películas pasan esas cosas. ¿Por qué no una en la que el Séptimo de Caballería vistiese de celeste?

La escena final es siempre la más importante de la película, pero no tiene por qué ser la más hermosa. Ayer fue la primera. Aún no habían  saltado los actores a la pista cuando el Multiusos do Sar se puso en pie para asistir a una sentida interpretación del himno gallego por parte de Uxía. La grada se puso en pie mientras en el marcador Míriam Vázquez sonreía; como siempre. El Obradoiro rindió un emotivo y lindo homenaje a la conocida aficionada breoganista, fallecida el pasado mes de noviembre tras una larga lucha contra el cáncer.

Ahora cada uno es libre de elegir con qué escena se queda de lo vivido  en Santiago. Si con la última, o con la eterna sonrisa de Míriam.

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