Opinión

¿Y quién paga?

 

EN LOS últimos días, más de uno recordó a Josep Pla, en su primera visita a Nueva York, preguntando al ver tanto lucerío en calles y edificios: "¿Y quién paga esto?". No consta si hubo respuesta. La hay sin embargo si aplicamos el símil al generoso programa de gobierno de Pedro Sánchez, repartiendo millones y atenciones sin discreción: nosotros. Habrá sobrecoste, salvo que las promisiones queden en agua de borrajas. Y que no sea el Ave gallego, que todo puede ser. Los gobernantes, en su euforia primeriza, suelen comportarse como oposición, hasta que la ilusoria esplendidez se diluye en la cruda realidad del hay que pagar. Lo dijo Pepito Chimeneas.

Recuerdo como un amigo, muy dado a aceptar invitaciones y remiso a convidar, decidió un buen día reparar agravios, invitando a cenar. Se mostró incluso espléndido eligiendo la carta. Solo que cuando el camarero llegó con la cuenta, palpó teatralmente los bolsillos buscando la cartera. No la tenía. No hubo otra solución que prorratear la minuta. O sea, cada cual pagó lo suyo. Puede haber diferencias en la forma, pero no en el fondo, Sánchez tampoco hallará su cartera cuando le pasen la factura. Habrá prorrateo.

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