Opinión

Y ahora, mudo

COMO el primer objetivo de Sánchez sigue siendo su atadura al machito, no sorprende que actúe en defensa de sus intereses antes que asumir la autoridad que se le presume, mirando para otro lado, cuando se le requiere para que dé la cara ante la aireada corrupción de Podemos, el socio que llegó a quitarle el sueño y que ahora es un buenazo agraviado por la Justicia y la canallesca irredenta. Su silencio, con el argumento de dejar que los jueces hagan su trabajo, podría colar si antes, cuando el Partido Popular pasaba por idéntica situación, pidiese para los involucrados el paredón de fusilamiento, sin contemplar para nada el futuro dictamen jurídico. De lenguaraz, para su medido asalto a la Moncloa, a silente para que no le echen, estrategia reñida con la honestidad. Sus arremetidas para con los populares eran implacables, con el único fin de alcanzar el sueño que le habían negado las urnas. Y los podemitas, para quienes entonces era insuficiente que los corruptos pidiesen perdón, ahí siguen displicentes y cogobernando, sin otra disquisición que el negarlo todo, táctica que no era válida cuando crucificaban a los demás. No saben más que insistir en que todo es una maniobra para desbancarles del Ejecutivo. Podría ser una solución.

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