LOS POLÍTICOS, o que sin serlo ejercen un cargo de representación, están dotados de la necesaria (para ellos) habilidad de no decir nunca no, y para no comprometer jamás el sí, un sí que merezca credibilidad, no para sacudirse el muerto. Es el sí pero no, preciso para ir divagando a lomos de la inconcreción. Sin poner en duda que la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, como lucense que es, siga de cerca, como dijo, la modernización del tren en Lugo (¡faltaría más!), es una confesión que, como otras muchas realizadas hasta ahora por responsables de lo mismo, suena a hueca e inconsistente. Sirve para dar largas, lidiando al ciudadano. Sabemos de sobra que los estudios sobre impactos ambientales y demás eufemismos técnicos no sirven para nada si no se plasman en proyectos acabados e inversiones comprometidas. Todo lo que apuntó durante su asistencia a la inauguración del aparcamiento de su departamento, en la zona desaprovechada hasta ahora de la estación, suena muy bien: nuevos trazados, reforma de túneles, electrificación... Lo de siempre. Ojalá que su incorporación a la presidencia de Adif ayude a reorientar tanto fiasco, no por ser lucense, sino para reparar tanta injusticia acumulada.
