Opinión

San Froilanciño

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EL FERIAL de San Froilán de antaño atesoró su razón de ser en la feria de ganado, un pujante mercado de gran proyección, colateralmente favorecido por atracciones de postín: Teatro Argentino, Barriga Verde, Tómbola de los Jamones o Pozo de la Muerte, por ejemplo. O las ferias exposición de maquinaria y artesanía, por citar algunas; el actual ostenta como cuño de identidad el pulpo y sus casetas, sin cuya contribución poco más queda que tenderetes de mercadillo callejero. Y este año ni eso. Forzado por las circunstancias pandémicas, se reduce a un San Froilanciño, caricaturizado y diversificado en seis zonas capitalinas, que aun aparentando más participativo, la esencia de las fiestas mayores de Lugo se diluye en la nada. Sirve, eso sí, para alimentar controversias partidistas, con invectivas hacia el BNG, que se lo ha guisado a su manera, dicen que ignorando sugerencias de la oposición, del Partido Popular, e incluso, parece, que de los socialistas, sus socios, al desempolvar el incoherente rodillo que tanto criticaba estando en la oposición, cuando el PSOE no les permitía meter cuchara. Ahora se resarce de lo que recriminaba, lo cual evidencia lo que simboliza su democracia al rascar poder. En cualquier caso, que el menos votado desprecie al que más apoyo tuvo, más que un desaire al PP, que también, es una ofensa a todo lo que significa libertad.

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