Opinión

Nada positivo

LA FRIALDAD que depara la estadística permite que la cifra sea utilizada, por los políticos, poco menos que como un éxito de gestión, pero son más de mil muertos (se dice pronto), que abarcan otras tantas tragedias familiares. Para ser exactos, mil noventa y ocho los contabilizados en las carreteras españolas durante el pasado año, el número más bajo desde 1960 sin contar, claro está, los fallecidos posteriormente a resulta de las heridas. Tres víctimas mortales diarias. Un disparate no para aplaudir, en todo caso para preocuparse y ver cómo reducir balances tan trágicos, por mucho que se incida en la disminución. No se puede determinar una única culpabilidad al influir diferentes factores, empezando por la negligencia de muchos de los conductores, pero es de relevancia el mal estado del firme y deficiente trazado de viales secundarios, que es donde se registran la mayoría de los siniestros. Si hubiese la misma preocupación por solucionarlo que la que existe para sembrar radares a tutiplén, muchos de ellos más con la función de recaudar que la de prevenir, otro gallo cantaría. Entre otros remedios, aunque se resistiese la caja, ¿no sería más efectivo redoblar la presencia de agentes de la Guardia Civil? Seguro que como efecto disuasorio ganaría en eficacia.

Comentarios