Opinión

Judicatura política

FORMA parte de la libertad individual. Nadie puede privar a una persona de su ideario político, religioso... Otra cosa es el uso que se haga de tales prerrogativas, por ejemplo en el ejercicio profesional o laboral. Por la misma razón, no ha de cuestionarse la ideología de los componentes de los tribunales de Justicia, pero sí es rechazable que la utilicen por interés en el ejercicio de su cargo. Por eso, cada vez se entiende menos cómo los órganos directivos o de la cúpula de la Justicia sigan sometidos a las cuotas de los partidos políticos, presumiendo encima de independencia. Tres para mí y dos para ti, por lo que el reparto genera peleas, confrontaciones e improperios varios. Pero si analizamos el porqué de la desavenencia, el trasfondo del meollo, se comprende perfectamente, mal que nos pese. Los políticos saben muy bien que el disponer o no de mayoría, a la hora de resolver muchos de sus problemas dependientes de la judicatura, es vital para sus intereses partidistas. Saben que pueden contar con el apoyo de los de su cuerda que han designado. Nunca falla, lo cual socava y condiciona gravemente la independencia de quienes se someten al poder político, con su responsabilidad moral y honestidad muy en entredicho. Mandan otras cosas más terrenales.

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