Opinión

Jabalíes

HABRÁ a quien le parezca pintoresco, e incluso divertido, observar como manadas de jabalíes transitan sin ninguna dificultad por las calles de Lugo u otros núcleos urbanos, tan sosegados como si deambulasen por un espacio montaraz. Pero su inusual abundancia, especialmente en carreteras y autovías, empieza a ser muy preocupante por al número de accidentes que provocan. Incluso en la A-6, lo cual evidencia que los vallados, se supone que en deterioro, son incapaces de frenarlos. Algo tendrá que decir Fomento. El caso es que nadie toma en serio el control de una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Lo saben bien por experiencia los propietarios de cosechas arrasadas por estos cerdos salvajes. Existen injustificadas reticencias para organizar batidas, y más en zonas pobladas por estimarse peligrosas para las personas. Pero las batidas pueden controlarse, no así la presencia de los animales disgregados. Parece que una de las razones de aproximación a lugares urbanizados es la facilidad con la que consiguen alimentos, en muchos casos facilitados por el vecindario. En Cataluña, por ejemplo, existen ordenanzas municipales que prohíben expresamente proporcionarles comida.

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