Opinión

Heces y perros

LO DISPUESTO por el alcalde de Foz, ordenando que la Policía Local sancione la no recogida de los excrementos de perros, debiera ser ejemplo a imitar por todos los ayuntamientos, toda vez que el problema se ha generalizado hasta cotas intolerables entre quienes aspiramos a espacios urbanos aseados y presentables. Pero hay empeños que se estrellan contra la cruda realidad. En este caso, probablemente se trate más de disuadir a irredentos que de castigar a infractores, entre otras razones porque la multa solo podrá ejecutarse si el agente es testigo in situ de la inobservancia. ¿Qué otra prueba puede aportarse que sea refrendada por la legislación? Y un policía para cada perro es una entelequia, una ficción que nunca tomará carta de naturaleza. Alguien dijo que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Por ello habrá que recurrir una vez más a la sensatez de los potenciales transgresores, aunque se intuyan escasos atisbos de éxito. Existe sí un sistema basado en ADN, cotejado con el microchip del animal, que identifica sus heces y permite la sanción. Problema: poco asequible por su coste excesivo, pero aun así podría estudiarse.

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