Opinión

El parque

ES MUY LOABLE que se haya conmemorado, con fastos y acontecimientos varios, el centenario del parque Rosalía de Castro, aprovechado en parte como pavoneo de políticos que poco o nada se esforzaron o esfuerzan en mantenerlo en estado de revista. Porque más que recordar que es un privilegio como zona de recreo y esparcimiento, que sin duda lo es, tan o más primordial es atenderlo, cuidarlo, mimarlo..., en lo que el Concello se esfuerza muy poco, como sería procedente y preciso. La desatención es evidente; lo delata, por ejemplo, la suciedad acumulada en los bancos. O el descuido generalizado, con sobrantes de los botellones y evidencias de otras afrentas vandálicas, ya que el Parque, además de lo que significa como recinto de sana animación durante el día para el ciudadano, suele ser un reducto inconsiderado y alocado por la noche, en provecho de quienes incumplen las mínimas reglas de urbanidad, consentido por quienes tienen el deber de extremar la vigilancia o de impedir el acceso para mil tropelías y excesos. Como la irresponsabilidad no se cura de la noche a la mañana, la solución inmediata es sin duda el cierre nocturno, que con buen criterio ya lo intentó Orozco siendo alcalde. Los defensores de la libertad no le dejaron. ¡Qué cosas!