Opinión

Desafío a la cordura

SI EL lienzo es quebradizo, cuando coses por un lado acaba descosiéndose por el otro, con lo cual el remiendo siempre es inservible. Como es baldío el pretender conciliar el ocio o la diversión con la cautela o la prevención, contemplado en tiempos de pandemia. Lo que es bueno para una cosa, no lo es para la otra. Se entiende que el cerrajón no beneficia a los negocios, pero desafiar la cordura pone en peligro los planes de continencia del virus, y puestos a escoger, antes es lo segundo que lo primero. Mientras en A Coruña se reprime la jarana nocturna, al haber aumentado los casos de contagio, en A Mariña, zona de alto riesgo, se abre la mano hasta el cincuenta por ciento, que es como comprometer todas los cercos de caución. ¿Cómo es posible verificar el porcentaje de desenfreno en los locales de ocio durante la noche? ¿Quién garantiza que no se traspasa el límite de lo permitido? Cierto que la propagación no siempre obedece a criterios de mesura, por estrictos que sean, como lo prueba el hecho de que la transmisión afecta también a monjas de clausura, pero bajar la guardia nunca ayuda a subyugar la amenaza, y por eso hay que andarse con mucho tiento a la hora de beneficiar a unos pocos en perjuicio de todos los demás.

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