Opinión

Sectarismo

Me pasé el bachillerato oyendo y escuchando lo crueles que habían sido los rojos, culpables de la guerra, de las tormentas y del precio del recibo de la luz.

A la vejez, en lugar de viruelas, resulta que tengo que olvidar todo lo que he leído, sabido, escuchado y aprendido, hablando incluso con quienes protagonizaron la guerra civil, y aprenderme bien que los rojos siempre fueron buenos, que nunca fusilaron a nadie, y que José Antonio se debió suicidar en Alicante, a pesar de que hay actas del juicio sumarísimo, de lo que se deduce que todo el que no sea rojo, es decir, cualquiera que vote a la derecha, es un franquista redomado que tiene la culpa de la guerra civil, de la subida de la luz y de las inundaciones que se han producido, se producen y se producirán. Además, habrá que gastarse un pastón en euros para repintar el letrero de la fachada de cuarteles e instalaciones militares y que ponga, correctamente, ‘Todo por la Matria’.

El famoso poema de Espronceda, "Oigo, Patria, tu aflicción,/ y escucho el triste concierto/ que forman tocando a muerto/ la campana y el cañón", comenzará con "Oigo, Matria, tu aflicción".

Y, ya sé que, cuando se apruebe la Ley de Memoria Democrática, deberé quedarme sin memoria, y cuando cite a Santiago Carrillo, ‘¿Dictadura? Ni la del proletariado’, me puede caer una multa de 200 euros, y eso si el Tribunal Especial de Memoria Obligatoria, o como se llame lo que vaya a sustituir al Tribunal de Orden Público franquista, tiene buen día.

Me imagino que este sectarismo totalitario vendrá acompañado de quema de libros. Un sectarismo sin quema de libros en plaza pública es como una excursión sin tortilla de patata. Y se crearán cientos de puestos de trabajo para tontos sectarios, que abunda en todas las parroquias y autonomías. Lo de escribir artículos va a ser el oficio más simple del mundo. Esto promete, porque va a ir a más.

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