Opinión

Una visión distinta

En la tramitación del Estatuto de Galicia Domingo García Sabell, senador por designación real, escribió un memorable artículo de denuncia de la tradicional y patológica incapacidad y falta de voluntad para entender a Galicia desde el poder central. Son esas mentalidades que confunden España con sus propios intereses y su ideología. El doctor García Sabell, que presidió la Real Academia Galega y fue delegado del Gobierno, acusaba a esos políticos y acompañantes de algo peor que no entender a los gallegos, de la absoluta falta de interés por entendernos. Ni se molestan. Desde esa posición entra en la campaña gallega desde Madrid Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox en el Congreso. No le cabe duda de que Núñez Feijoo es nacionalista y que el PP gallego es un ropaje para encubrir el nacionalismo. ¿Qué cristales usa? No es ya que este señor no entienda nada de Galicia, es que habría que preguntarle qué entiende por España. No la reconoce. 

Con estas simplezas, que se las creen y esparcen luego los abundantes altavoces que aún encienden velas día y noche, en titulares y tertulias, a la "España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía/devota de Frascuelo y de María,/de espíritu burlón y alma quieta", así alimentan lo que supuestamente quieren combatir: el sentimiento de no pertenencia y hasta de desprecio. 

Hay que ignorarlo todo, fomentar la gresca como principio político activo o ser muy memo para afirmar que el castellano está ausente en Galicia

Cuando hacen el repaso de los pecados capitales del autonomismo, como la obsesión con las competencias en educación, las televisiones autonómicas o el fomento de las lenguas vernáculas , no olviden en la enumeración la contribución que al nacionalismo político y al separatismo hacen con esa visión monolítica e impositiva que tienen de la españolidad. Pueden ponerlo en cabeza del fomento de los nacionalismos: por reacción, por sentirse agredidos. Estos señores y su discurso son un empeño por hacer imposible lo que es normal en Galicia: el uso y fomento del idioma, el sentimiento y la conciencia de pertenencia a una identidad con elementos diferenciadores no es patrimonio de ningún nacionalismo político. 

Hay que ignorarlo todo, fomentar la gresca como principio político activo o ser muy memo para afirmar que el castellano está ausente en Galicia, que en las carreteras solo hay rótulos en gallego. ¿Quiere el señor Espinosa de los Monteros que se ponga 'Sangenjo/ Sanxenxo', 'La Coruña/A Coruña'? No sería bilingüe sino una ostentación de ignorancia. Cualquiera que no tenga fobia al idioma gallego le podrá decir al señor Espinosa de los Monteros que más bien es esta lengua la que está ausente públicamente, liturgias políticas a un lado, hasta en la caja del supermercado. Una dama que llegaba de la Villa y Corte para el veraneo expresaba en una mesa de Casa Solla su malestar con la Radio Galega que sintonizaron casualmente en el coche. ¡Todo el tiempo hablando en gallego!, se indignaba la señora. Quería que se enterase toda la sala de su incapacidad para entender la normalidad de otras realidades. No es una visión distinta, que dice el portavoz de Vox, es la negativa a entendernos.

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