Opinión

Pleitos tengas

A Pedro Sánchez se le acumulan los problemas en el regreso a la nueva normalidad. Creo que nadie vio la que se venía desde que falló la operación de derribo al PP en Murcia y Ayuso convocó elecciones en Madrid. Cabría esperar todo lo contrario con la marcha de Pablo Iglesias. Si antes no podía dormir, ahora se complica un mínimo sosiego durante el día. El desencuentro con Marruecos no es asunto menor. Los indultos que Sánchez defiende ahora se convierten en inaceptables, según el previsible, y preceptivo, informe del Tribunal Supremo. Y en cuanto a la propuesta de pensar en la España de 2050, está bien mirar a largo, pero es poco realista para un país de viejos a los que nos examinan sobre la gestión de los gobernantes por la colocación de farolas de alumbrado y arreglo de pistas rurales. La terminación de las obras del Ave a Galicia, la autovía Lugo-Santiago, la unión real en tren de Vigo con Oporto o la cobertura wifi para poder teletrabajar desde una aldea se evitan como anuncios de la llegada del apocalipsis final. Da igual que se tome una versión neotestametaria, San Juan, que fílmica, Coppola. Por eso, unos y otros, posponen la realización y final de esas obras. 

Entiendo que entonces sería "tiempo de castigo". Ahora es "tiempo de concordia" y toca indultar

El núcleo del problema ahora no es el indulto a los políticos independentistas presos, aunque las aperturas de los informativos de ayer y los titulares de los digitales tirasen por ahí. La visión es de una zancadilla de los jueces para la jugada que había anunciado Pedro Sánchez para "el tiempo de la concordia". El terreno se preparaba en los últimos días. El ministro de Justicia, con la multiplicación de sus apariciones y de sus repeticiones como si cantase la lección de un opositor y aquí no fuese a pasar nada, hizo que todos sepamos ahora que la ley del indulto es del siglo XIX. No se la inventó este Gobierno. Un día que descansó. Pero la cuestión real es que Pedro Sánchez ofrece argumentos de convicción aparente para decir una cosa y la contraria. Ese es el tema. Ese es el problema. 

¿Cuál es el presidente del Gobierno verdadero? ¿Cuál es el líder real de uno de los principales partidos de España? Hace año y medio, en busca de votos y apoyo de Ciudadanos, se comprometió a traer a Puigdemont de Waterloo y a que los políticos en la cárcel cumplirían íntegramente las condenas. Entiendo que entonces sería "tiempo de castigo". Ahora es "tiempo de concordia" y toca indultar. Valdrá también, señor Sánchez, para que las amnistías y los indultos en el tiempo de concordia real que fue la Transición no se pongan en cuestión por parte de sus compañeros de viaje. 

Claro que se puede cambiar y evolucionar en el pensamiento. El pensamiento inamovible —quién no se cuestiona en sus posiciones— es raíz o realidad de dogmatismo. Se siente dueño de la verdad. Y "la verdad tiene carácter despótico", en conclusión de Hannah Arendt. Cuando los hechos cambian, que tituló Tony Judt, las respuestas han de ser nuevas, diferentes. No es el caso con los presos catalanes y Sánchez, que se sepa.

Comentarios