Opinión

Sectarismo necio

El nombre asignado a los tres buques carecía de relación alguna con el franquismo

Decisión sectaria, sí, y ciertamente irritante por su justificación ignara, la del cambio de nombre de las calles dedicadas a los almirantes Gravina, Churruca y Cervera, al castillo de Olite, a Joan March, a Toledo, a Brunete, a Alfambra, a Josep d’Oleza, al bisbe Planas, a Gabriel Rabassa y al canonge Antoni Sancho, según se dice por el consistorio de la capital balear, por estar relacionados o por haber exaltado al régimen franquista.

En el caso de los almirantes se ha matizado, con torpe justificación, que las calles cuya rotulación varía en aplicación de la legislación antifranquista de memoria, que impulsa la pesquisa de cualquier vinculación de nombres y hechos con el bando vencedor de la guerra civil o con el régimen político del general Franco, estaban dedicadas a la memoria de "tres barcos franquistas de la guerra civil". Pero la razón aducida para justificar la eliminación de los apellidos de las calles nombradas hasta ahora con los de los gloriosos marinos de España que fueron Cosme Damián Churruca y Federico Gravina, que lucharon bravamente en la batalla de Trafalgar y murieron a consecuencia de las heridas sufridas durante el combate, y del almirante Pascual Cervera y Topete, que fue hecho prisionero tras enfrentarse en Cuba a una escuadra naval estadounidense muy superior en 1898, carece totalmente de fundamento.

En efecto. Más allá de que los rótulos de las calles en cuestión no mencionaban a los buques de la Armada supuestamente aquejados de contaminación franquista, sino a los citados almirantes, resulta que los destructores Gravina y Churruca y el crucero Cervera, este último aún en el astillero de Ferrol el 18 de julio de 1936, fueron bautizados en el momento de su botadura, entrando en servicio los dos primeros en el año 1931 y el último en tiempo del conflicto civil. Por lo tanto, el nombre asignado a los tres buques carecía de relación alguna con el franquismo.

Es más, el Churruca se encontraba en Algeciras el 17 de julio de 1936, siendo su comandante el capitán de fragata Fernando Barreto Palacio, que pretendiendo adherirse al bando rebelde se negó a cumplir las instrucciones recibidas de impedir el paso a la Península de las tropas sublevadas y bombardear los acuartelamientos de las tropas de Regulares, amotinándose la tripulación que el día 19 fusiló a los oficiales, dedicándose el buque en los primeros días de la contienda a patrullar los accesos del Estrecho para impedir la comunicación entre Marruecos y la Península. En cuanto al Gravina, es que es de chiste la explicación, porque en marzo de 1938 participó en la acción bélica republicana más significativa de la guerra civil junto a los cruceros Libertad y Méndez Núñez y en el combate naval en el que resultó hundido el crucero Baleares, cuando la expedición republicana de la que formaba parte pretendía bombardear la base naval de Palma en poder de las tropas franquistas. De modo que lo que hace el Ayuntamiento palmesano es desconocer los servicios de estos buques y sus tripulaciones en el esfuerzo bélico republicano y "antifranquista" y "antifascista".

Y además, ha actuado con poca diligencia la corporación municipal de Palma, pues ya la señora. Colau, alcaldesa de Barcelona, se apresuró a hacerlo hace algunos años, privando al almirante Cervera de la calle que en la ciudad condal llevaba su nombre, con más sincera explicación, pues afirmó que "el almirante Cervera era un facha". Y claro, manejando las cosas así pueden plantearse perplejidades, porque en 1973, en tiempo de Franco, entró al servicio de la Armada la fragata F.71 Baleares, primera de la clase denominada igualmente con el nombre del archipiélago balear, que fue por tanto, ese buque sí, según la clasificación que lleva a cabo el Ayuntamiento palmesano, bautizado por el franquismo, junto a las demás unidades de su serie, la Cataluña, la Extremadura, la Asturias y la Andalucía, lo que plantea el dilema de cómo librar de contaminación franquista causada en los nombres de las comunidades autónomas citadas, por el peregrino argumento esgrimido por el Ayuntamiento de Palma de que se bautizaron unidades navales del tiempo de Franco con sus nombres.

En cuanto al Bisbe Planas, obispo que fue de Ibiza, mejor no saber el porqué de su significación franquista, pero probablemente llevaría a privar de plazas y calles a todos los prelados de la etapa de Franco a los que se les ha dedicado una.

En fin, ni Torquemada erró tanto.

Comentarios