Opinión

¿Un remedio para la resaca?

COMPARTO la definición de abstemio —no recuerdo su autoría— como "una persona de carácter débil que cede a la tentación de privarse de un placer", el placer de degustar un buen vino porque, dice un viejo refrán, "vivir sin vino es miseria y desatino".

Woody Allen defiende esta tesis y a la sentencia evangélica "no solo de pan vive el hombre" añade que "de vez en cuando necesita un trago". Y se atribuye a Plinio el Viejo la frase "in vino veritas", el grito con el que los bebedores brindaban por el dios Baco.

Claro que la frase de Plinio "in vino veritas", tiene su complemento en "in aqua sanitas", lo que quiere decir que hay que beber con moderación. Un par de copas de vino al día parece que son beneficiosas para la salud, lo que equivale a beber de forma responsable que un monje del medievo expresaba diciendo que "se sirvió vino en proporción" para la comida. Tienen peor imagen las bebidas alcohólicas de alta graduación — güisquis, ginebras, ron, anises— y otros licores en combinados que dejan secuelas en los bebedores. Como la resaca, esa sensación que se experimenta después de una noche de alcohol que cursa con dolores de cabeza y de estómago, náuseas, vómitos, mareos… Un malestar generalizado.

Pero para los muchos adeptos a la costumbre de rematar las reuniones sociales con bebidas agresivas este julio caluroso trajo una buena noticia: una farmacéutica sueca acaba de sacar al mercado una píldora preventiva contra la resaca y asegura que tomar dos pastillas antes de beber permite descomponer en una hora hasta un 70% de alcohol.

El dirigente de la empresa que comercializa ese fármaco dice que su propósito es "ayudar a los que tienen un consumo regular de alcohol —jóvenes o adultos— a levantarse al día siguiente sintiendo la mejor versión se sí mismos para que puedan seguir manteniendo una vida social activa".

Pero que nadie dé saltos de alegría, por ahora. La píldora aún está en fase experimental y ya tiene detractores. Como Guillermo López Llunch, investigador en Metabolismo de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, que duda mucho que funcione.

En 1894 decían el boticario don Hilarión y su amigo don Sebastián en La Verbena de la Paloma que "las ciencias avanzan que es una barbaridad" y esta revolución tecnológica que vivimos no podía ser menos, tenía que inventar algo contra la incómoda resaca para aumentar el bienestar del sector de población aficionado a la bebida.

Ahora bien, con píldora o sin ella, "si bebes no conduzcas", sabio consejo que los argentinos expresan de forma más melosa: "si tomastes, no manejes".

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