Opinión

En el Día de la Mujer

Hoy es un día para tomar nuevos impulsos y seguir luchando para erradicar todas las formas de violencia y marginación de las mujeres

AL MARGEN de toda polémica, hoy es un día para el recuerdo. Para rescatar del olvido a las pioneras de la lucha feminista, las trabajadoras textiles que en 1857 salieron a las calles de Nueva York en protesta por sus condiciones laborales y reivindicando un horario de trabajo digno. Y para recordar a todas las mujeres que recogieron su testigo y nunca flaquearon en la lucha por la igualdad a pesar de ser víctimas de la explotación laboral y la discriminación social.

La nómina de activistas del feminismo la integran mujeres valientes en defensa del derecho a su desarrollo integral como personas y a la igualdad laboral, salarial y social; derecho, en definitiva, a caminar por la vida erguidas, en condiciones de plena igualdad con el hombre. La relación es inmensa y sirvan como símbolo de todas ellas los nombres de Clara Campoamor y Rosa Parks.

En Galicia sobresalen Rosalía, que en su obra denunció la sumisión de la mujer y reivindicó la libertad y la autonomía de género; Concepción Arenal, que defendió el derecho a la educación de la mujer, fundamental para el progreso del país; y Emilia Pardo Bazán, una "rebelde con causa" que tuvo que abrirse paso en la vida intelectual y académica venciendo la dura resistencia de los hombres.

Estas tres pioneras marcaron la pauta a una pléyade de mujeres gallegas -nuestras abuelas y madres- que siguieron su ejemplo. Seguro que muchas fueron víctimas del machismo irredento, pero con grandes sacrificios consiguieron "liberar" a sus hijas (también a los varones) dándoles formación para que se realizaran como personas y pudieran desempeñar ayer y hoy puestos de responsabilidad en la enseñanza e investigación, en la sanidad y en la empresa, en explotaciones agrícolas o ejerciendo profesiones liberales.

Las abuelas y madres gallegas, la mayoría con el perfil de "amas de casa", hicieron más por la igualdad de las mujeres que el feminismo de salón que hoy quiere acaparar una progresía excluyente. Gracias a su lucha y esfuerzos sus nietas e hijas son ahora más libres e independientes y queda menos camino por recorrer para alcanzar la igualdad.

Pero hoy es también un día para tomar nuevos impulsos y seguir luchando hasta erradicar todas las formas de violencia y marginación de las mujeres que aún existe en los hogares, en las empresas e instituciones y en la sociedad.

Ese es el camino de la lucha feminista, integradora y transversal, que ya ha logrado que la sociedad sepa que su progreso depende de contar con el talento, la capacidad y eficiencia de las mujeres. Esta es una de sus conquistas valiosa.

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