Opinión

'Mosquetero del Rey'

Este es el título de la última obra, en la editorial Strogoff, de Juan Pedro Delgado (Sevilla 1971), uno de los escritores andaluces que más éxito está cosechando dentro de la literatura juvenil en los últimos años. Si para sus trabajos anteriores Halcón Negro, El último pirata o Banderas negras (todos en editorial Palabra), sus referentes habían sido Walter Scott, Emilio Salgari y Stevenson, para su nueva novela la inspiración llega de Alejandro Dumas y de su famosa trilogía Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne

Mosquetero del Rey nos cuenta una historia de amor y aventura en la Francia de Versalles, bajo el reinado de Luis XIV, protagonizada por el Conde de Dubois. “Narraré mis vivencias fascinantes en un tiempo en el que protegí a un rey, formé un cuerpo de mosqueteros valientes, me batí en duelos, luché con gran riesgo de mi vida, hice varios amigos y algunos enemigos poderosos, sufrí en el corazón y en el alma, me compadecí, amé, quise volverme loco y en el momento menos esperado tomé la decisión más dolorosa de mi vida".

Juan Pedro Delgado hace algo verdaderamente difícil, escribe para niños y sabe captar su atención enganchándoles casi desde las primeras páginas. Sus obras tienen el aroma de las novelas clásicas de aventuras, y por tanto, son ideales también para aquellos nostálgicos que como yo crecimos soñando con las novelas de Salgari, Stevenson, Dumas, o Verne.

Los jóvenes de hoy en día necesitan referentes de carne y hueso, personas ordinarias sometidas a situaciones difíciles

Los jóvenes de hoy en día, dice el autor en una entrevista, necesitan referentes de carne y hueso, personas ordinarias sometidas a situaciones difíciles que salen adelante sin rendirse volviendo a levantarse. En definitiva, héroes cotidianos que no tienen capas ni súper poderes, pero que son capaces de cosas tan extraordinarias como el Corsario Negro, Sandokan, o el Capitán Blood. Me parece meritorio su esfuerzo por convencer a los lectores de que pueden encontrar más aventuras en los libros, que en la televisión o en los videojuegos. Y a pesar que desde Harry Potter, la literatura infantil y juvenil, vive una época dorada donde se editan muchos y muy buenos títulos, potenciar el hábito lector en los jóvenes, no resulta tarea fácil.

La estructura narrativa y lingüística de esta obra es sencilla, sin partes que sobran o alargadas innecesariamente, y siempre parece ir a lo esencial de la historia. Forma parte de esa literatura que yo considero imprescindible, que traslada mensajes de esperanza llenos de valores que buscan dar sentido a la vida y entusiasmo por vivir. Su lectura pretende edificar, construir, dotar de nuevas vivencias a los lectores, para que al finalizar la novela salgan enriquecidos y con nuevas perspectivas.

El autor remite con frecuencia a los clásicos a través de descripciones, paisajes, o ambientes, y lo hace seguramente desde el agradecimiento de quien se sabe deudor y partícipe de una historia común, con la convicción de que recoge y pasa un testigo.

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