Opinión

Ruido

r UIDO NO, estruendo. Horas y horas, a veces prácticamente todo el día. Ese ruido infernal no cesa durante la temporada de caída de las hojas en el parque Rosalía de Castro, varias semanas. Lo hacen los empleados de la empresa encargada de ‘cuidar’ el parque con sus aparatos ‘a escape libre’ para remover las hojas que van cayendo. El recinto y sus alrededores se convierten así en el mayor foco de contaminación acústica de la ciudad, superando en mucho el nivel de decibelios legal, lo que no se consentiría a ningún particular. ¿Cómo no se da cuenta la susodicha empresa de jardinería de que eso no se puede hacer? ¿Cómo es posible que el concejal de jardines o incluso la alcaldesa no impidan tal desafuero?

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