Opinión

Poderes

LA SEPARACIÓN de poderes, que viene de Montesquieu, en el siglo XVIII, se tiene como sostén y esencia de las democracias. Recuérdese: por un lado, el poder legislativo del Parlamento; por otro, el poder ejecutivo del Gobierno, y, por fin, el poder judicial. La teoría, perfecta. Pero en la práctica, la interferencia del poder político en el poder judicial no es, lamentablemente, demasiado rara. Ciñéndonos a España, ya rechina bastante el encuadramiento de los jueces en progresistas (por no decir de izquierdas) y conservadores (por no decir de derechas). Y ahora, un paso más —por cierto, muy del estilo bolivariano, chavista o podemita— para controlar el Consejo General del Poder Judicial. Y lo que vendrá, ay.

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