Opinión

Manada

LA ELECCIÓN de cierto tipo de lenguaje dice mucho de nosotros, porque es una de las cosas más hondamente enraizadas en la personalidad. Igualmente —quizá aun en mayor grado— optar por unas u
otras palabras señala en no pocas ocasiones que es lo que deseamos, lo que quisiéramos ser. Por ejemplo, el niño que dice tacos por querer ser más hombre. Pues bien, cuando unos adultos deciden llamarse La Manada no es probable que estén pensando en una manada de mansos animales, sino en una de fieros y violentos depredadores. Y si se ven envueltos en un caso de agresión/abuso sexual en grupo, ese tan significativo nombre elegido podría ser considerado un agravante.

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