Opinión

El chuletón de Pedro Sánchez

EL MINISTRO Garzón es un hombre dado a decir cosas sorprendentes, disparates para unos y barbaridades para otros. Con él, como pasa con otros y otras de sus compañeros y compañeras del Gobierno, se ve cumplida esa máxima aspiración democrática de que cualquiera puede llegar a lo más alto. Por otro lado, el ministro Garzón se confiesa comunista, por lo que no es demasiado sospechoso de progresismo, ni de ecologismo, si nos atenemos a la historia y a las consecuencias, nada lejanas, de tal ideología. Con todo, seguro que se tiene por progresista y ecologista, que cada uno es muy dueño de considerarse lo que le parece o le conviene. Yo mismo me tengo por ecologista, aunque bien es cierto que no por progresista y mucho menos por comunista. Pero me desvío del tema.

Pese al párrafo anterior, por una vez el ministro Garzón dice algo razonable, aunque ya archisabido. Cierto que lo dice en un momento quizá inoportuno, por la crisis económica consecuencia de la pandemia de covid, pero no por ello dejan de ser verdad sus declaraciones y recomendaciones sobre las negativas consecuencias de la excesiva producción y consumo de carne. También habría que distinguir entre la ganadería tradicional y más o menos ecológica (buena parte de la gallega, no toda) y la aberración de la ganadería industrial, cuyo máximo exponente son las macrogranjas.

Como ecologista, me limitaré a resumir lo que dice Greenpeace sobre el tema. 1- En el mundo, la ganadería emite el 14,5% de los gases de efecto invernadero, tanto como todos los aviones, coches, barcos y trenes juntos. 2- El excesivo consumo de carne roja amenaza gravemente la salud, lo que no es una opinión, sino una conclusión médica. 3- Los españoles somos lo más carnívoros de Europa, consumiendo cada uno de nosotros 275 g. diarios, cuando los científicos recomiendan no pasar de 300 g. semanales. 4- Otros aspectos de la producción ganadera que hay que sopesar son la contaminación de aguas, el uso de antibióticos que pasan al ser humano y, fundamentalísimo, su frecuente desprecio por el bienestar animal.

Inoportuno el ministro Garzón y falto de matización —tampoco se pueden pedir peras al olmo— pero lo que planteó es un serio problema y sus nada nuevas recomendaciones son acertadas. Y cuando, por una vez y sin que sirva de precedente, más o menos acierta, entonces se arma la marimorena. ¡Qué país, qué paisaje, qué paisanaje!

Y le preguntan al progresista, moderno, ecologista y todo lo que haga falta presidente del Gobierno, un tal Sánchez, por el asunto y, en vez de matizarlo sin quitarle importancia, sale con la patochada de que para él "un chuletón al punto, eso es imbatible", declaración que no mejoraría, por ejemplo, ni el más inspirado Aznar, con la añadida cursilería en tal contexto de lo de "al punto". ¡Qué nivel el de este hombre para el cargo que ocupa!

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