Opinión

Esto huele bien

Escuchando este domingo en Ourense a tres líderes políticos no he podido evitar que durante el viaje de vuelta a casa mis pensamientos repasaran varios capítulos de la historia de la ultima década.

Conmemoramos los 11 años (parece que fue ayer) de la primera victoria de Feijóo en Galicia. Una victoria rotunda, contra pronóstico, que desalojó del gobierno autonómico a un bipartito (PSOE + BNG) que no será recordado como positivo para los gallegos.
Si algo resulta innegable es que en estos 11 años el presidente Feijóo ha ido forjando su personalidad política, quedando reflejado en su tarea y capacidad de trabajo, también en su liderazgo.

A Galicia también le han venido muy bien estos 11 años en que los gallegos hemos comprobado que nuestro gobierno se dedica solo a resolver los problemas que nos preocupan y nunca a enredar ni a generar tensiones territoriales.
Durante ese acto nos fueron desveladas anécdotas que para algunos no resultaron sorpresivas. Así supimos que Feijóo pudo ser ministro de Rajoy y no quiso, que pudo ser vicepresidente del PP de España y no quiso, que pudo ser candidato serio a presidir el PP de España y no quiso. No quiso porque, como dijo, prefiere ser el presidente de Galicia, de su tierra.

También nos enteramos de algo que podíamos presuponer, que Rajoy tiene buen olfato político, y nos lo desveló Feijóo recordando que cuando Rajoy había venido a Galicia a participar junto a él en la última campaña electoral de las gallegas, lejos de interesarse por las encuestas diarias y su interpretación, Rajoy le decía «esto me huele bien», vaticinando lo que luego sería un nuevo triunfo electoral de Feijóo.

Estableciendo un símil con otro tipo de actividades y sensaciones, algo más culinarias, pienso que cuando uno entra en una cocina donde los expertos trabajan con máximo cariño productos de primera calidad, vigilando la temperatura y los tiempos de preparación en las ollas al fuego, el aroma que allí nos embriaga nos abre el apetito y vaticina una deliciosa comida.

Siguiendo con la comparación, en estas elecciones se presentan varios ‘cocineros’. Los hay de nueva factura que hablan mucho de lo que van a hacer pero que carecen de currículo y experiencia en los fogones. Llevan cosido en su delantal las mismas letras que el partido que hoy ¿gobierna? España, lo que nos hace temer por el resultado de su guiso.

También los hay que se presentan coaligados discutiendo permanentemente sobre qué aceites y en qué cantidades deben utilizar para un sofrito, y qué añadir a lo que otros compañeros de viaje están cocinando. Lo peor sería que si Feijóo no consigue hacerse de manera clara y rotunda con la dirección de la cocina, y lo hacen los cocineros perdedores poniéndose de acuerdo, es muy posible que el ambiente que allí se respire sea parecido al del camarote de los hermanos Marx, con el resultado previsible que están imaginándose, tirándose los trastos a la cabeza y sirviendo platos intragables.

Por suerte esto «huele bien» y si el sentidiño de los gallegos no se pierde, nuestro experto cocinero seguirá siendo 4 años más el mismo que ha puesto, con mucho esfuerzo, orden y empeño en la cocina gallega.

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