Opinión

Sanxenxo, tierra de acogida

Postal turística de la política y también de la Corona en tiempos de confrontación populista. España es mejor de lo que parece
Juan Carlos I, en Sanxenxo. JAVIER CERVERA
photo_camera Juan Carlos I, en Sanxenxo. JAVIER CERVERA

SANXENXO SIEMPRE ha sido, es y será la máxima capitalidad del turismo en Galicia. Pero desde ahora, además de ser destino turístico nacional e internacional, también se conocerá como lugar de acogida de refugiados ucranianos y de nada menos que un Rey emérito. Son los contrastes sin marca de cuna ni nobleza de sangre que nos iguala en la adversidad y los contratiempos de la vida.

Don Juan Carlos vuelve a España y no ha sido por Navidad, sino por las regatas de Sanxenxo. Y dada su ausencia durante dos años de destierro en Abu Dabi, sus errores y tropiezos con la Justicia y Hacienda sin que pese imputación o sentencia judicial alguna sobre él, Sanxenxo adquiere esa dimensión solidaria y humanitaria de la que tanto presumen algunos y se practica tan poco

Es la dimensión de la presunción de inocencia que, independientemente del caso Noos, los elefantes de Botsuana, los tigres bárbaros de Ángel Cristo o las faldas de Corinna, asiste a todos los ciudadanos seas patricio o plebeyo, seas rey, paje, súbdito o sirviente. Junto a los refugiados ucranianos, todo un Rey emérito ha volado miles de kilómetros para refugiarse en Galicia, tierra de emigrantes y de acogida abierta a la realeza y a quien huye de la guerra, al turista selecto, de élite o convencional, a gallegos o foráneos, a gente de toda clase y condición que confluye en la tierra de la hospitalidad por excelencia y por derecho.

Sanxenxo se convierte cada verano en ciudad universal del turismo que trasciende las propias fronteras de España. Y fue su actual alcalde, Telmo Martín, quien se encargó de confirmar sin complejos, rechazo ni parabienes la visita de Don Juan Carlos.

Por los medios de comunicación y los instintos políticos más republicanos los españoles se enteraron en tiempo real de que el Rey emérito no podía pernoctar en la Zarzuela por el "veto" expreso de Moncloa, según publicó el boletín oficial del régimen.

Toda una revelación que en el entorno de Juan Carlos I "no coge por sorpresa", dado que este Gobierno de coalición y sus socios "han hecho lo posible por alejar de España al monarca" que contribuyó a la Transición y a traer la democracia a nuestro país tras la noche oscura de la dictadura que se extendió sobre los vencedores y vencidos de la Guerra Civil española.

Las cunetas están llenas de injusticias y del rastro que deja el odio sin olvido ni perdón. Del comportamiento errático del Rey emérito se pueden hacer profundos análisis éticos, morales, jurídicos y políticos. Pero como ser humano tiene derecho a volver a España, aunque sea de visita, porque le asisten la Historia y la legalidad.

El tiempo le juzgará si el presente sistema educativo no lo borra de los libros de texto como ha hecho con todo lo anterior a 1812. Pero una vez consumada su renuncia, una vez abierto el reinado de su hijo Felipe VI, una vez sentenciado el caso Noos, una vez excarcelado el otrora yerno Urdangarín, una vez delimitada su inviolabilidad, una vez establecida su residencia en Abu Dabi, una vez expresada su voluntad de visitar de cuando en cuando España, el Rey emérito debe ser tratado con dignidad y decoro al margen de ideologías y aspiraciones republicanas dentro del marco constitucional de nuestra monarquía parlamentaria.

Sanxenxo, tierra de acogida para un rey sin reino; morada de escapadas, montaña y mar; paraíso de los manjares del yantar; microclima de tumbona al borde congelado del océano. Sanxenxo se ha convertido en refugio para quienes son perseguidos por los detractores de la Corona, siempre en campaña contra la Monarquía y el sistema. Sanxenxo, un espacio libre para convivir en la lógica del equilibro, la tolerancia y la razón, para surcar los mares de la concordia, para cultivar los frutos del garante Estado de Derecho. Sanxenxo, lugar de rehabilitación pública y patriótica para Juan Carlos I con todas sus virtudes y defectos, con todas las sospechas y presunciones, con toda la verdad y nada más que la verdad. Para todos esos que lo insultan bajo consentimiento oficial y amparo de los actuales pactos de la Moncloa huérfanos de la grandeza de 1977, para esos que le han llamado "ladrón, corrupto, sinvergüenza o caradura", para esos que llevan a España a la bancarrota económica y moral, para golpistas, proetarras, populistas y comunistas antisistema, una petición de decente compasión. Porque no se puede poner bajo la sospecha autoritaria del pensamiento único el valor de nuestra democracia y de quienes la hicieron posible con las luces y las sombras de la confrontación y el partidismo.

Los más de 220 viajes diplomáticos de Don Juan Carlos durante su reinado tuvieron un impacto sobre la economía española de 62.000 millones de euros. Los monárquicos salen en defensa de la Corona con datos objetivables sobre quien fue el mejor embajador de España entre 1978 y 2014. Y aunque lo bueno se olvida, todo lo malo no puede adulterar ni alterar el equilibrio de la balanza con la que se enjuician cuatro décadas de prosperidad, progreso y libertad compartidas por todos.

Letras Galegas y Domingo Villar

La celebración del día de las Letras Galegas le pilló en la Uci preparando el final de su último libro: una novela de la gloriosa vida con epílogo de muerte irremediable. Quiso el destino que la fatalidad se cruzara en el camino de Domingo Villar a los 51 años de edad, cuando la fertilidad del proceso creativo está en su apogeo, en su plenitud. El autor de la trilogía ‘Ojos de agua’, ‘La playa de los ahogados’ y ‘El último barco’ moría esta semana de un derrame cerebral, haciendo inútil la ciencia médica. Creador de un personaje tan novelesco como cinematográfico, el inspector Leo Caldas, Domingo Villar se convirtió en una referencia de la novela negra cuya obra fue traducida a quince idiomas. Lo cierto es que Villar falleció en el hospital Álvaro Cunqueiro, nombre tomado de uno de los grandes de las letras gallegas junto a Rosalía de Castro, Cela, Castelao, Valle Inclán, Pondal o Emilia Pardo Bazán. Domingo Villar murió en Vigo, la ciudad que inspiró sus libros. DEP Domingo Villar.

Congresos y piolines

Congresos del PP este fin de semana en Galicia y Madrid para elegir a Alfonso Rueda e Isabel Díaz Ayuso como líderes territoriales. Ayuso y Rueda se convierten en barones del centroderecha español, mientras Juanma Moreno prepara con las encuestas de cara, incluidas las filigranas del CIS, su reelección como presidente de la Junta de Andalucía, tradicional feudo socialista. El número 3 de Feijóo, el andaluz Elías Bendodo, tuvo un desliz «plurinacional, que enseguida fue corregido, mientras Sánchez y su comando electoral han sacado toda la artillería contra el PP. Villajero y sus grabaciones han tomado el relevo del espionaje Pegasus para poner en la diana el pasado popular de Cospedal y Aguirre con toda clase de detalles en el aparato mediático afín. Lástima que Sánchez usara ese argumentario premeditado en el Congreso, porque al llamar "piolines" a los agentes enviados a Cataluña el 1-O pifió la estrategia. Los sindicatos policiales se lo han reprochado y la oposición le ha pedido que "se lave la boca".

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