Opinión

8 de marzo de 2020

Otro Día de la Mujer para festejar la Ley de libertad sexual De la coalición del feminismo al machismo frustrado
Irene Montero.PEPO HERRERA (Efe)
photo_camera Irene Montero.PEPO HERRERA (Efe)

EL FEMINISMO ha tomado como bandera reivindicativa este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que es fecha para manifestaciones, huelgas y regañinas muy merecidas al machismo ibérico más patrio-carca. No va a ser este ‘periodisto’ quien ponga en duda celebración tan festiva y noble, que no sintiéndome culpable de ser hombre en vez de mujer, escribo en masculino inventado de igualdad y con buena letra la profesión que desempeño. Antes de este 8 de marzo hemos asistido a la premura del calendario forzando la aprobación urgente de la llamada Ley Montero o Montera, Irene que no María Jesús, con la que dar soporte penal y doctrinario al llamado Ministerio de Igualdad por algunos considerado de desigualdad. Se trata del ministerio para la defensa de la mujer, entiéndase que nunca en detrimento del hombre, cuya titular Irene ya habrá abroncado a su marido vicepresidente Pablo por decirle a Mariló Montero, otra Montero, aquello de «la azotaría hasta que sangrara», frase que tanto le avergonzó hasta pedir disculpas a la compañera periodista.

Los medios, tan sumisos por aceptar el titular prefabricado en origen por el marketing redondo, llamamos a estas prisas «Ley del solo sí es sí», que parafraseando aquel inmejorable no es no de Sánchez y Rivera, convierte en positivo lo negativo y regula penalmente lo que es sabido: que en las relaciones sexuales no hay consentimiento sin la voluntad expresa de la mujer, siendo la cosa difícil de probar. Se da por supuesto que en caso contrario también se considerará víctima al hombre, aunque sea improbable un ejemplo que vuelva el mundo al revés. Con ello se pone cerco a las manadas de depredadores sexuales, equiparando a las mujeres violadas con las víctimas del terrorismo en concepto de indemnización por daño, lo que parece razonable si un juez o jueza lo establece por sentencia probatoria. La ministra Montero presentó su logro en la semana del 8-M como la «Ley del movimiento feminista», lo que viene a dar la razón a los detractores del oportunismo, aquellos que llaman a todo ello ideología de género en renuncia expresa a lo políticamente correcto. La propia ministra, que no ministro, colocó en la web de su ministerio propiedad de la igualdad otro eslogan chapuza, como califican este lío sus socios socialistas o socialistos, que rezaba así: «Sola y borracha quiero volver a casa». Sin duda, otra perla de interpretación libre en la guerra feminista de la coalición del feminismo contra el machismo frustrado, Iglesias dixit.

Por lo que sabemos sobre la redacción del anteproyecto de esta Ley del 8-M, considerada de libertad sexual, además de rebajar la pena a la Manada se eleva a delito el acoso callejero ocasional sin que sepamos bien si un piropo desde el andamio de la obra de la esquina le puede costar un disgusto al albañil. Se habla de corta pega en la ley que los socialistas han tenido que corregir por ser el texto podemita muy de facultad y presunción populista. Del piropo es muy fácil derivar hacia el acoso en conciertos, fiestas y sanfermines sin que se especifiquen distancias de un metro como en el protocolo italiano nada latin lover del coronavirus.

Aquí se ha visto la diferencia de nivel en la coalición que, con ruido de fondo, ha aprobado también otra Ley de Educación marca Celaá que desampara al castellano, deja sin alternativa la religión sin que esa asignatura cuente para nota y asfixia como nunca a la enseñanza concertada. Es la ley de la ministra exportavoza que consideró que los niños no son de los padres, prueba de cargo también de la voluntad de adoctrinamiento e intervencionismo demostrada por este Ejecutivo coaligado. Ello explica que los niños puedan pasar con un suspenso gracias a la generosidad de papá Estado, que vela por el futuro y por el voto como en el caso del feminismo morado de la Ley Montero que nos han puesto por montera.

En este 8 de marzo, domingo y festivo por su doblez reivindicativa y feminista, ya sabemos todos y todas que la igualdad empieza por la libertad. En democracia, como en la vida, todo es susceptible de empeorar, tal y como estamos viendo con las excarcelaciones del procés para humillación del Supremo y gloria de la desjudicialización de la condena. El grado de satisfacción del separatismo debe ser óptimo y pleno de gozo, porque todo lo que piden Junqueras y Torra se les concede con precisión de democracia generosa sin que la Constitución denuncie violación reiterada sin consentimiento expreso. Una semana después del derby, no nos consta que ERC exigiera a Sánchez la anulación del clásico a sabiendas de que Piqué se encontró con el peor Madrid de la historia del Bernabéu.

Sugerimos modestamente una mesa de diálogo para negociar el resultado (2-0), y de paso que Oriol Junqueras venga a dar unas clases a Madrid para mantenerse a salvo de los barrotes, pleno de libertad mientras el sistema prepara calabozo, multa y escarnio para quien ose llamar «tía buena» a una mujer por regulación del activismo ideológico feminista. En caso contrario, entiéndase «tío bueno», habrá que enmendar la Ley Montero, a ser posible sin faltas de ortografía y sin atentar contra la presunción masculina de inocencia.

Gestión de coronavirus

LA OPOSICIÓN ha reaccionado con responsabilidad en la crisis del coronavirus. Cierre de filas en torno a la sanidad pública y respaldo al Gobierno. Se supone que el reconocimiento en diferido de la primera muerte en la Comunidad de Valencia, gobernada por PSOE y Compromís, habría recibido el mismo respetuoso trato mediático y político de haberse producido en Galicia o Euskadi, por poner dos ejemplos propicios a la tentación dado el horizonte electoral. No falta, por ejemplo, quien critique la gestión del enterramiento de dos vidas en el vertedero de Zaldíbar, aunque con menos ruido que los pasados incendios forestales de Galicia. En un riesgo de contagio como el Covid-19 conviene coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las autonomías y confianza en el experto Fernando Simón, que tan bien gestionó también la crisis del ébola. Entonces, PSOE y Podemos politizaron con deslealtad el contagio en España, poco menos que culpando a Rajoy. La ministra paisana, Yolanda Díaz, ya ha padecido la descoordinación de la coalición con su criticada guía para empresas. Pero ahora toca ponerse las pilas con el gabinete de crisis y espabilar.

Borrados, "chapuza" y escrache

EL TEXTO de la ley de libertad sexual ha sido desacreditado por los juristas expertos del PSOE y del Ministerio de Justicia, tachándolo de «chapuza», pues rebajaba las penas de la Manada. Por internet circula un informe de 26 páginas filtrado con intención evidente para desenmascarar la bisoñez y el desconocimiento podemita en tareas legislativas y ejecutivas. A Montero la han defendido su marido vicepresidente y Podemos en un cruce de declaraciones de testosterona más machista que feminista con cierto punto macarra. Pero en todo caso queda claro que hacer oposición no requiere de tanto rigor, preparación y seriedad como gobernar. Eso, precisamente, es lo que echaron en cara a Pablo Iglesias en la Complutense. Radicales de extrema izquierda anticasta, de inspiración indignada como en su momento Podemos, le hicieron un escrache a quien hace 10 años escracheó en la misma facultad de Políticas a Rosa Díez. Entonces hubo que suspender el acto. Ahora no, lo que da idea de que estaban entre colegas. Iglesias cabreó a los suyos cuando se definió como un modesto reformista, contestado con gritos de "fuera vendeobreros de la universidad".

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