Opinión

Lacras

LA POLÍTICA municipal en Lugo parece una sucesión de viejas cuestiones nuevas. Los partidos siguen enzarzados en polémicas sobre el Plan Xeral de Urbanismo. Tras varias décadas con la ciudad abonada a unas libertarias normas subsidiarias, que en los tiempos de la fiebre del oro se acoplaban al interés del constructor de turno, el actual gobierno no aprendió nada de las barbaridades perpetradas. Hubo un tiempo en el que la junta local de gobierno tenía la potestad de calificar a su libre albedrío como cerrada o abierta una determinada finca. Esa trampa legal permitía declarar residencial cerrada un solar para construir cinco alturas, aunque a su lado hubiera casas unifamiliares. «Si compra un constructor al lado estás jodido» era una frase que alcanzó la categoría de proverbio. El actual gobierno del PSOE apuesta por una variante para abundar en los desastres de sus sucesores. Así se desprende de su interés en incorporar al PXOM bolsas de terreno urbanizable en parroquias. La vieja política de Orozco y Liñares pervive. ¡Cómo si no hubiese espacios para construir o rehabilitar en el casco urbano! Antaño, los ayuntamientos rurales daban permisos para alpendres que se convertían en chalés. Era la filosofía del ‘Ti vai facendo que xa amañaremos’. Ahora no se mira hacia otro lado. El suelo para edificar esas urbanizaciones tendrá amparo normativo. ¡A ver a quién le toca la lotería en la recalificación de suelo rústico! La lacra se reproduce.

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