Opinión

Sin garantías

LA PRESIÓN internacional sobre Maduro, las sanciones económicas, las amenazas de intervención por Trump o la hipotética negociación entre Maduro y Guaidó no despejan los temores a que el final real de la revolución bolivariana sea un enfrentamiento civil en Venzuela, después de haber llevado a la población a la miseria. Venezuela es un problema internacional sobre todo si Trump lleva a cabo su amenaza de intervenir militarmente. Venezuela es también un problema de política interna en España. Si a los líderes y portavoces del PP y Ciudadanos les criticamos la falta de sentido de Estado, en una poisición única con el Gobierno en este asunto, a Pedro Sánchez hay que criticarle que, según declaraban ayer desde los dos partidos, no se haya molestado en llamar a Casado y a Rivera. Le falta sentido de Estado a Pedro Sánchez y le falta, además, con ese comportamiento de desprecio a la oposición mayoritaria, un mínimo sentido de cuál es el número real de sus diputados. Esta situación de la política española merece un diagnóstico más contundente y negativo que el clásico "manca finezza".


Política y empleo

Los planes voluntaristas y clientelares desde las administraciones públicas para reducir las bolsas del paro o las políticas generales de empleo se muestran ineficientes, tanto frente al desempleo de larga duración, más 1,5 millones de personas, como frente a la temporalidad y precariedad. Los datos de enero así lo muestran. Y muchos de esos "programas de empleo" de las administraciones son subsidios encubiertos que ni capacitan para el mercado laboral. Cuando los pronósticos apuntan a desaceleración y algunos datos así lo indican debería prestarse atención a quienes, como los sindicatos, piden políticas económicas que no miren ni única ni principalmente a los servicios.El comercio y el turismo como únicos motores dan este enero negro.