Opinión

Medios públicos y cromos

LOS TRABAJADORES de TVE mantuvieron esta semana los "viernes negros" después de conocerse los nombres que negocian el Gobierno y Podemos para los puestos de responsabilidad de los medios públicos. "Vuelve a oler a pasteleo entre los partidos", denuncian. El proceso parece apuntar en tal dirección: cambio de color en la instrumentalización. Sánchez está ante todo un test para la credibilidad del cambio. Si resulta que en este campo de la radio y televisión públicas no hay mejoría en esta segunda transición, que así la calificaron algunos como hipotética profundización democrática, la moción de censura sería únicamente un desalojo de Rajoy y el PP.

La independencia no pasa por retirar a unos directivos próximos a unas posiciones para situar a otros próximos o incluso militantes o candidatos de otras. La opción hacia la profesionalización, la credibilidad y el servicio público no es un intercambio de cromos. Un mero cambio de signo y orientación en el enfoque de los contenidos informativos o de programas, para no hablar de manipulación y adoctrinamiento, es algo ya conocido. Buscará rentabilidades para quienes los instrumentalicen. Pero seguirá siendo lo mismo que se denunciaba, aunque con objetivos partidistas o ideológicos diferentes. El color político, aunque algunos quieran hacer creer lo contrario, no otorga credibilidad profesional ni en comunicación ni en el tratamiento del colon irritable.

En los medios públicos no debería entenderse la posición editorial, por decirlo de alguna manera, como si se tratase de un cambio de propiedad por el gobierno de turno, como una transacción de una empresa privada. Faltan en el país concepción y medidas de control que aseguren medios públicos que cumplan como tal servicio en su programación, no necesariamente de audiencias masivas, y con neutralidad y profesionalidad en la información. De fiar.

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