Opinión

Bronca

Hay plenos de corporaciones locales o provinciales, tradicionales escenarios de bronca, con lenguaje subido de tono. Algunos ni respetan la tregua navideña. Dos ejemplos: pleno de la Diputación de Lugo, que contó con la bronca ya tradicional del diputado no adscrito Manuel Martínez, hasta su expulsión. Y la que organizaron en Vigo con una intervención de una edil popular por las fotos, obligadas según ella, del alcalde con los niños. Algún concejal del grupo del alcalde oyó, o quiso oír, que se acusaba de pederastia. Esto no es bronca, es guerra.

Anecdótico
La pretensión de quienes ocupan el poder en Cataluña de internacionalizar el problema es un objetivo no alcanzado con el referéndum del 1-O. Una mediación internacional convertiría el problema definitivamente en conflicto con España. La pretensión figura en la hoja de ruta de Torra. No es una anécdota que aparezca tal petición en las reclamaciones que le entregó a Pedro Sánchez en Barcelona. Ni es una anécdota tampoco que el Gobierno haya silenciado ese planteamiento.

Liderazgo ético
La firme posición del papa Francisco frente al problema de la pederastia en la Iglesia refuerza su autoridad moral. En el mensaje de Navidad apuntó, sin excepciones, los conflictos abiertos y las situaciones de carencia de lo fundamental. Para Venezuela y Nicaragua pidió la recuperación de la concordia. Son dos casos de los excesos a los que conduce la demagogia populista. El resultado es el mismo con indiferencia de que la música que suene sea de izquierda o de derecha o que exhiba banderas de supuesto antiimperialismo para tapar la opresión propia. Las comprensiones y complicidades anteriores por simpatías ideológicas explican ahora silencios sonoros.

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