Opinión

No "cuadra"

TRAER AL dictador al escenario político 43 años después de su muerte puede producir efectos contrarios a los previstos. La improvisación gubernamental en la iniciativa de la exhumación, dentro de una primacía de la política de gestos, trae el riesgo político de la Almudena como tumba y multiplicar el eco del franquismo. El artista coruñés que pintó de rojo la tumba del dictador lo hizo como un «pequeño grano de arena que espero sirva para aliviar el dolor de los perdedores de una Guerra Civil que no debería haberse producido. Yo mismo vengo de abuelos implicados en los dos bandos y tengo la idea (si cuadra, ingenua) de que esto ayude a cerrar la herida que mucha gente guarda en sus corazones». No es ese el camino.

Cambio

La opción de un 68% de los españoles por la incineración frente al enterramiento tradicional refleja un cambio cultural más de esta sociedad ante la muerte y los ritos que la acompañan. La voluntad del difunto, según este estudio de la Ocu, se cumple en el 95% de los casos.

O Marisquiño

El resto de los partidos buscan propaganda en una comisión de investigación en el Parlamento de Galicia, según los socialistas. Nada nuevo. Se podría generalizar: falta todavía la comisión que no se utilice para réditos partidistas de quienes la promueven o para acuerdos bajo silencio de no agresión, en lugar de aportar información y claridad sobre lo que investiga, que es el supuesto que la justifica. Esta vez el argumento sirve para que el PSdeG-PSOE abandone la comisión sobre el accidente ocurrido el pasado mes de agosto durante el festival de O Marisquiño en Vigo. Los dardos de esa comisión podrían dirigirse hacia el alcalde de Vigo. Aquello se vino abajo y la culpa no es de nadie o se diluye en todos. Aquí no hay un maquinista para cargarle la responsabilidad.

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