Opinión

Desplomes y ascensos

SON "muy raros" los datos del CIS, por utilizar la versión de Alfonso Guerra. La dudosa credibilidad no debería impedir que desde el PP observasen si algo hay en esa estrepitosa caída, al cuarto puesto, y en esa irrupción de una formación de extrema derecha, justo cuando el discurso de Casado arrinconó el centro. Al PSOE también le toca dudar de tal éxito. Alfonso Guerra sostiene que esa intención directa de voto -30%- no es habitual. La "cocina" o la traducción sería que la mitad de los ciudadanos votarían a Sánchez. Todo "muy, muy raro". ¿Se trata de que crezca la extrema derecha para que Sánchez, frente a los apoyos atípicos que tiene, aparezca como referente de equilibrio?


La alternativa de las estrellas
Ruth Beitia, ganadora de un oro en los Juegos Olímpicos de Río, no duró dos semanas como candidata del PP en Cantabria. El anuncio del fichaje lo hizo el propio Casado. Detrás del precandidato del PSOE a la alcaldía de Madrid colocan a Pedro Sánchez. Pepu Hernández es entrenador de baloncesto y exseleccionador nacional. Al anuncio le siguió la lluvia de noticias o rumores para cuestionarlo como modelo de ciudadano en cuestiones fiscales y otras. La moda en partidos de recorrido histórico de ir a la captura de figuras del deporte, cuando no de famosos sin más hasta para ministros de pocos días, cuestiona la cantera y la militancia. Claro que todo ciudadano en plenitud de sus derechos es elegibe. Cierto que la participación activa en política debe salir del sistema cerrado de ascenso por servicios al aparato de partido. Pero el camino alternativo elegido -en la hipótesis de que fuese para abrir las estructuras partidarias a la sociedad- da unos resultados más que cuestionables. El éxito, cincluso en los negocios -véase Trump-, no garantiza la idoneidad para la gestión desde un cargo público.
 

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