Opinión

De qué problema se trata

LA SUBDELEGACIÓN del Gobierno en Lugo y el Concello de la ciudad no se ponen de acuerdo sobre cuál es el problema que crean los tractores aparcados en la Ronda da Muralla desde el 10 de diciembre. ¿Son galgos o podencos? Lo que se sabe en este caso es que son los ciudadanos los conejos de la fábula de Iriarte. Subdelegación y Alcaldía se la cogen, al menos hasta hoy, con papel de fumar ante los tractoristas, dicho sea con el respeto que merece el juego de escabullir atribuciones. O visto de otra forma, se ha instrumentalizado. Sea un problema de tráfico o sea un problema de orden público, o no sea ninguno de los dos, no se comprende el espectáculo de declaraciones evasivas y de no asunción de responsabilidad. O estamos ante algo más grave. El ciudadano, el comercio muy especialmente, sufre las consecuencias por el caos de tráfico, que podría deducirse que no compete a nadie. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique al otro. No hace falta vista de lince para percatarse de que, después de un mes, los tractores aparcados en doble fila en la Ronda generan un problema. Al menos de tráfico. Asumible en un tiempo. Después de un mes habrá que valorar el perjuicio a otros ciudadanos y la capacidad de soportar. Los organizadores de la tractorada serán conscientes de que los conflictos no se puden prolongar indefinidamente. Pero ese -la reivindicación del precio de la leche al productor- es otro problema diferente. Esta obstrucción del tráfico sucede en época clave para el comercio y en climatología que acentúa las dificultades para circular. ¿Funcionaron las instituciones en sus atribuciones? Podría ser la pregunta cuando parece que no se asume la competencia ante un problema. La manifestación ya cumplió su papel. Subdelegación y Concello cumplieron ampliamente el ejercicio de traspasar responsabilidades. Resuelvan ya.

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