Opinión

Una Luz en medio del túnel

Muchos personajes de la cultura y el espectáculo están poniendo su grano de arena solidaria en la lucha contra el coronavirus. Cada cual a su manera. Todo suma. La mayoría de los cantantes y grupos musicales más populares de este país decidieron ofrecer conciertos virtuales o ceder derechos de autor de algunos de sus temas. A Luz Casal le habría gustado hacer lo mismo o algo parecido. Pero, confinada en su casa de Málaga, sin músicos que la acompañasen, muy a su pesar no podía secundar ese tipo de iniciativas. Fue por eso que decidió dedicar cada día unas horas de su tiempo a hablar con gente anónima que sobrelleva como puede, y casi siempre en soledad, esta reclusión forzosa. El mecanismo es muy sencillo: un familiar o un amigo de cualquiera de esas personas entra en contacto con ella a través de sus redes sociales y facilita el número de teléfono y algunos datos de quien, sin esperárselo, acabará recibiendo la llamada reconfortante de Luz.

Durante los pocos minutos que dura la conversación, la característica voz de Luz, a la vez suave y desgarrada, actúa como un bálsamo frente a la soledad, esa silenciosa epidemia social que padecen cientos de miles de españoles y españolas y que estos días se ve agravada ante la angustia generada por la negra sombra del Covid-19. La cantante galaico-asturiana se convierte para ellos en una luz en medio del túnel de la incertidumbre. Y, como dice el título de una de sus canciones más conocidas, les hace ver que "un nuevo día brillará". Porque antes o después todo esto pasará. El mensaje de ánimo cobra la fuerza de la autenticidad viniendo de alguien que en apenas cuatro años superó dos cánceres. Ella sabe lo que es plantarle cara a una amenaza mortal. Y que la clave está en no darse nunca por vencido.

A lo largo de sus casi cuatro décadas de trayectoria musical, Luz Casal acumula un buen puñado de rotundos éxitos musicales junto a unos cuantos reconocimientos públicos

Luz llama a mucha gente que la conoce y la admira, pero también a alguno que otro que no sabe muy bien quién es ella o la confunde. No pasa nada. Y a más de uno le cantó un par de estrofas, haciendo brotar las inevitables lágrimas de emocionado agradecimiento. Sus llamadas de ánimo tienen como destinatarios preferentes a los profesionales de la sanidad, que son la valiente infantería que se juega la vida en la primera línea de combate contra el coronavirus. En esos diálogos —algunos de los cuales pueden verse en Facebook, Twitter o en Instagram— se nota que la admiración entre la cantante y los sanitarios, además de sincera, es recíproca. Rezuman autenticidad.

A lo largo de sus casi cuatro décadas de trayectoria musical, Luz Casal acumula un buen puñado de rotundos éxitos músicales junto a unos cuantos reconocimientos públicos, desde la Medalla Castelao a las de oro de Madrid y París, o la de las Artes y las Letras de Francia. Aunque ella se sienta recompensada con hacer lo que hace, de algún modo habrá de reconocer en el futuro la generosidad de gestos como éste de ahora, o el Festival de la Luz, que nos hacer ver el lado profundamente humano de una mujer auténtica que, por mérito propio, logró colarse entre los grandes en ese olimpo de testosterona que sigue siendo el rock español. Lo merece especialmente alguien que, siendo quien es, tiene su ego bajo llave.

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