Opinión

Apuntarse el tanto

"Puedo entender que a Pablo Casado le consuma la impaciencia a la vista de lo refractario que suele mostrarse el presidente del Gobierno al control del Parlamento"

ES UN HECHO comúnmente aceptado que Pedro Sánchez es reacio a someterse al control del Parlamento. Dicho eso, tengo para mí que en esta ocasión yerra la dirección del PP al insistir reclamando su comparecencia en el Congreso para explicar el papel desempeñado por España en la crisis de Afganistán. El reproche sobre el retraso de Sánchez en hablar sobre las consecuencias dramáticas que acarrea la caída de Kabul en manos de los talibán —Macron, Merkel o Johnson se adelantaron— quedaría en un segundo plano ante una evidencia: España ha realizado con éxito las operaciones para sacar del país a los colaboradores afganos y demás personal atrapados en el aeropuerto de Kabul. A pesar del peligro que entrañaba y de las grandes dificultades para culminar el operativo. Los militares, diplomáticos y policías españoles han dado una doble lección de valor y de eficacia.

Es de justicia reconocer su esfuerzo y el riesgo que han arrostrado. Siendo el balance tan encomiable, lo mejor, lo más honrado, sería que los políticos no intentasen apuntarse el tanto. Caso de Pedro Sánchez con su oportunista alarde de la «misión cumplida». Bien está que el Congreso retome la tarea de control del Ejecutivo y de ahí la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores Manuel Albares. Sorprende, en cambio, que la oposición no reclamara la de la ministra de Defensa Margarita Robles pues es mucho y bueno lo que podría explicar acerca de la tarea que han llevado a cabo nuestros militares para mantener el puente aéreo desde Kabul que ha salvado más de un millar de vidas.

Puedo entender que a Pablo Casado le consuma la impaciencia a la vista de lo refractario que suele mostrarse el presidente del Gobierno al control del Parlamento. Es cierto que dado su permanente programa de culto a la personalidad a Pedro Sánchez le vienen mal los episodios de rendición de cuentas al que le somete la oposición, pero en este caso —es una opinión— mejor es que no se produzca la comparecencia. ¿Por qué? Pues porque dadas las circunstancias la habría convertido en la peana para apuntarse un tanto que, digámoslo pronto, a quien corresponde en justicia es a los soldados, diplomáticos y policías que se han estado jugando la vida.

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