Opinión

Europa y sus posesiones

Emmanuel Macron. EUROPA PRESS
photo_camera Emmanuel Macron. EUROPA PRESS

A EUROPA le iba mejor cuando estaba conformada por muchas potencias pequeñas. Luego decidieron unirse y crear una enorme potencia pequeña. Estuvo Emmanuel Macron de gira por África y fue recibido de muy mala manera. El presidente del Congo, un señor que se llama Félix Tshisekedi, le dijo al francés: "Esto debe cambiar la forma en la que Europa y Francia nos trata. Debéis comenzar a respetarnos y ver a África de un modo distinto. Tenéis que dejar de tratarnos y hablarnos con tono paternalista. Debéis respetar a África". Lo que mata a Europa por el mundo adelante es su pasado colonialista, que no sabe asumir. Macron hizo esas visitas para reforzar la posición francesa en el África francófona, que se ve amenazada por China y Rusia. Quizá porque China y Rusia nunca tuvieron colonias en África y no hay un pasado de genocidio, ni de explotación ni de esclavismo ni de conquista. Los africanos los ven como socios que van a invertir, no como a antiguos colonizadores que van por la vida exigiendo pleitesía.

Pues estaban Tshisekedi y Macron, cada uno agarrado a un atril, en una comparecencia pública y Macron trató de defenderse echando la culpa a la prensa francesa. El otro le dijo que no, que no hablaba de la prensa, sino de unas declaraciones del ministro francés de Exteriores y del comportamiento de Europa y de Francia.

El surgimiento de movimientos indigenistas en toda la América Latina tiene mucho que ver con ese pasado. Tras la independencia, fueron gobernados por otros esquilmadores hasta que despertaron. Y no creen que le deban nada a España. Cuando yo estaba en México se celebraba la llegada de Colón como el día de la madre patria. La madre patria era España, obvio. Una vez en el cole me mandaron hacer el papel de madre patria. Alguien escuchó mi acento gallego y decidió que yo era el más apto para el papel. El día de la representación me salió todo mal y los niños malos se rieron de mí y alguno hasta me escupió. Pero aunque en los colegios bien se celebrara aquello de la madre patria, los niños gallegos y españoles sabíamos que el pueblo no nos veía así. A nuestros mayores no les preocupaba aquello demasiado porque la clase baja, que era la predominante, no pintaba nada. No decidía, no votaba, no se quejaba. Pues esa gente se puso las pilas y ahora exige respeto y un trato tan digno como igualitario. Ya no hay otra madre patria que la patria mexicana, la colombiana, la brasileña, que bastante tiene cada uno con tener una patria como para aguantar a la suegra.

Un buen día nos daremos cuenta de que China y Rusia se están comiendo los mercados latinoamericanos y pondremos cara de Macron en África y echaremos las manos a la cabeza preguntándonos qué ha ocurrido, si nosotros a esos pueblos les dimos un idioma, una cultura, una religión, que son unos desagradecidos. No, no nos ven así, lo siento. Nunca les ha gustado nuestra superioridad ni la condescendencia con que los tratamos. Yo respiraba aquello a diario.

Se lo dijo el africano al francés, que los europeos siempre van allí a decirles lo que les conviene. Pues lo mismo en Latinoamérica.

Y si aquello ya era lastimoso en mi infancia, ahora esos sentimientos patrióticos y anticolonialistas han teñido el mapa de gobiernos de izquierdas, soportados por masas de indígenas y de personas de clases oprimidas que decidieron desperezarse y tomar las riendas. Y eso es bueno para esos pueblos. Nunca han tenido una verdadera oportunidad de catar una democracia real.

Europa debe dejar de exigir tanto respeto y respetar a los demás, especialmente a aquellas naciones que se formaron tras los procesos de independencia, sea en África, en Latinoamérica, en el Pacífico y donde cuadre. No solo nos ven como a un conglomerado de potencias colonialistas y agresivas. Es que son conscientes de nuestras debilidades. Europa no es una gran potencia por mucho que creamos que sí. Somos una sombra de los EEUU, que esa sí es una potencia, como lo son China y Rusia. Así que menos humos, caperucita europea, no te vayas a creer que pintas algo en el mundo, sobre todo en el mundo que se nos viene encima.

En otros tiempos, las potencias europeas estaban mucho mejor consideradas por el mundo adelante. Hoy Europa es el trastero de Occidente, la que se traga los sapos mientras otros se divierten, se expanden y juegan a la geopolítica y al dominio del mundo. Eso ya lo hicimos en otros tiempos y mírenos ahora, que vamos de gallitos por ahí, exigiendo un respeto que nadie nos debe. Los estados europeos, más que como una madre patria, actuaron durante siglos como un padre maltratador.

Una diplomacia bien orientada podría ayudar, pero lo que se impone es un cambio de actitud, que pasa por comprender que somos muy poca cosa por mucho que nos juntemos para ser más, y a partir de ahí, darnos un baño de humildad y tratar de construir unas relaciones basadas en el respeto mutuo.

Si es que además los gallegos no solo sabemos estas cosas porque hemos emigrado. También porque cada día vemos cómo se nos trata desde Madrid. Son colonialistas sin solución.

Comentarios