Opinión

Hilo a la cometa

SIN SORPRESAS. El segundo intento fue el segundo fracaso en la investidura de Pedro Sánchez. Ahora, a esperar el tercero, que seguramente tendrá un cuarto en un nuevo tramo de cuarenta y ocho horas, antes del 23 de septiembre. Es la fecha que marca el camino de no retorno hacia unas nuevas elecciones generales. De persistir en la severa estigmatización de Podemos y la poco realista esperanza de que PP y Ciudadanos faciliten la investidura con su abstención "responsable", seguiríamos en las mismas.

En la mente del presidente-candidato no entra la incorporación de ministros de Podemos a un nuevo Gobierno, que Sánchez sigue queriendo "monocolor, progresista, de relaciones abiertas y no dependiente de los independentistas". Puede reconsiderarlo en las próximas semanas, como mal menor frente a un nuevo llamamiento a las urnas. el cuarto en cuatro años.

Sánchez no tira la toalla, dice. Más hilo a la cometa enamorada del viento. La aproximación a lo ocurrido esta semana ha de ser necesariamente reprobatorio de la clase política en general y de 
los dos partidos de izquierda en particular. Ni unos ni otros han dado la talla. La razón de partido ha prevalecido, en todos los casos, sobre los intereses generales.

Sin embargo, la carga de la prueba ha de gravitar sobre los dos actores de la entente fallida, incapaces de dar sentido a su afinidad ideológica y a una aritmética parlamentaria suficiente. A los 165 diputados de un eventual pacto PSOE-UP se hubieran unido PNV, PRC y Compromís, hasta formar un bloque de 173 escaños, a solo cuatro de la mayoría absoluta.

La izquierda pierde una ocasión histórica de adherirse a un programa común de medidas sociales para mejorar la condición de los más desfavorecidos. Los españoles no calman su hambre atrasada de estabilidad. Y el jefe del Estado va a verse sometido a una sobrexposición pública como mentor institucional de una o varias propuestas de aspirantes a la Presidencia del Gobierno. 

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