Opinión

Una mala tarde

Una mala tarde la tiene cualquiera, le decían al talentoso Curro Romero cada vez que salía a almohadillazos de una plaza de toros, que era con relativa frecuencia por su costumbre de torear con pico, forma eufemística de decir que el maestro no se arrimaba para cobrar sin pasar por enfermería. La del otro día no fue una mala tarde para Adriana Lastra, sino horrenda. Y no porque quisiera hacer una faena de aliño. Sino por lo contrario. Quiso salir por la puerta grande y arriesgó tanto que acabó siendo cogida a ‘porta gayola’. La portavoz socialista en el Congreso suscribió un acuerdo con Bildu que no solo era innecesario para prorrogar el estado de alarma sino también oneroso e inoportuno. Así que desató la ira del respetable y de sus compañeros de burladero. La tarde fue tan aciaga para ella que hasta se equivocó al votar y acabó absteniéndose. Menos mal que dos diputados de Vox —partido que aprovechó el pleno para exaltar la mal llamada fiesta nacional— compensaron su error al dar su apoyo a Sánchez.

Nadia Calviño cotiza al alza
Ya no es solo una técnica con buenas relaciones en Bruselas. La ministra gallega dejó claro que tiene personalidad. Margarita Robles no está sola.

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