Opinión

Una fe interesada

LA FE mueve montañas pero también puede mover votos. Al revolucionario bolivariano Nicolás Maduro se le ha aparecido el sumo hacedor. El líder que hace unos meses criticaba duramente a la Iglesia católica en una entrevista con Jordi Évole en Caracas se deja fotografiar abrazando la Iglesia evangélica, consciente del creciente tirón que tiene en toda Latinoamérica en general y en su país en particular. La misma fe de raíz protestante que, según algunos analistas, resultó decisiva en el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil puede ayudarle ahora a él a mantenerse en el poder en Venezuela. Y Maduro, que es un superviviente nato, está convencido de que este tsunami evangélico lejos de ser un peligro puede representar una oportunidad de futuro. Solo se trata, como en el surf, de coger la ola buena. Y en caso de que no se pueda, también se puede alcanzar la playa aunque sea a nado. 

Crecimiento del evangelismo 
No solo crece en América, donde su seguimiento oscila entre el 20 y el 40 por ciento de la población en muchos países, sino que la Iglesia evangélica cada vez tiene más presencia por ejemplo en Lugo, con un buen número de templos abiertos al culto.