Las palabras de Claudio Garrido, alcalde de Sarria, no pueden ser más precisas: "La autovía es una exigencia, ya no una demanda". Y es que la reiteración de accidentes —muchos de ellos causados por imprudencias— y un balance de 12 muertos en los últimos cinco años en el corredor revelan que estamos ante un grave problema de seguridad vial en el eje Lugo-Monforte. El desdoblamiento es más necesario que nunca. Pero mientras no llega el día en que esa carretera de altas prestaciones se convierta en autovía es preciso acometer mejoras. Por ejemplo, poner bolardos entre carriles. Ya sabemos que esa opción quedó descartada al entenderse que podían ser un obstáculo para los servicios de emergencias. Pero lo cierto es que su instalación en el corredor Brión-Noia, tras cuatro muertes en un choque en 2014, hizo descender la siniestralidad. Reflexionemos sobre ese dato y extrememos la precaución.
Una autovía sin terminar
Otra vía que precisa de alguna explicación, en este caso del Gobierno central, es la A-54. Es cierto que el tramo abierto redujo en 15 minutos el trayecto de Lugo a Santiago. Pero quedan dos pendientes. Y mucho nos tememos que van a tardar lo suyo.
