Visto lo visto en las apenas tres semanas que van del nuevo año, parece que 2021 tampoco pinta bien. Y no lo decimos solo por el asalto al Capitolio, por la explosión de este miércoles en Madrid, por las temperaturas extremadamente bajas asociadas a Filomena o por este tren de borrascas que vino precedido de un meteorito. Lo decimos, sobre todo, porque la evolución de la tercera ola de la pandemia parece haber apagado el resplandor de esa luz de esperanza que supone la llegada de las vacunas, porque hay motivos para estar preocupados por la marcha de la economía, por lo que acaba de pasar en As Somozas y ahora en As Pontes, por lo que vemos en la hostelería, en el comercio, en nuestro entorno sociolaboral... En fin, un cúmulo de circunstancias que, sin duda, nos obligarán a tirar de resiliencia y a armarnos de positividad. Porque, como dijo Eisenhower, "el pesimismo nunca ganó una batalla". Y caer en el desánimo es un lujo que no podemos permitirnos.
Otra luz entre tantas sombras
Puestos a ser positivos, la marcha del miércoles de Donald Trump parece una de las pocas buenas noticias de este 2021. "Tengan una gran vida, ¡nos veremos pronto", fueron sus palabras de despedida. Como se suele decir, tanta paz lleve como descanso deja.
