Opinión

Matar la verdad

"¡PRENSA, no disparen!". No es solo un lema. Es una triste realidad que puede ocurrir y que, desgraciadamente, ocurre con demasiada frecuencia. Lo acabamos de ver en Burkina Faso, uno de los países más pobres del planeta, donde acaban de ser abatidos dos reporteros españoles y el conservacionista irlandés que los acompañaba. Del mismo modo que Harper Lee nos enseñó que matar un ruiseñor es matar la inocencia, matar a un periodista -en este caso a dos, David Beriain y Roberto Fraile- es matar la verdad. Por eso los que nos dedicamos a informar tenemos hoy un profundo sentimiento de impotencia y, al mismo tiempo, de admiración por los compañeros fallecidos, que perdieron la vida simplemente por traernos las imágenes y los testimonios de lugares recónditos a los que solo pueden llegar los más valientes y vocacionales. Nada ni nadie puede dignificar tanto a una profesión como la nuestra.

Uno de los grandes reporteros

Poco se puede añadir a lo escrito estos días por sus excompañeros sobre el navarro Beriain. Solo apuntar que se fue un digno sucesor de los mejores reporteros de siempre. Por su forma innovadora y ágil de contar las cosas. Y por su indudable maestría pese a su relativa juventud.

Comentarios