Uno de cada tres franceses se considera «racista». Así de claro. Un informe realizado antes de la llegada de la pandemia concluye que, además de ese 35% de personas que manifiestan abiertamente su rechazo a gente de otras razas, otro 29 por ciento se ven «un poco» racistas y un 9%, "más bien racistas". Musulmanes, magrebíes, asiáticos, judíos y negros (todos de nacionalidad francesa) son "gente aparte" para una mayoría o una minoría significativa de los encuestados en Francia. Otro estudio demoscópico más reciente eleva a un 57,8% el porcentaje de ciudadanos galos que muestran total tolerancia en estas cuestiones. ¿Serían diferentes los resultados en España? Seguramente no. Por ello la situación que se vive en EE.UU. lamentablemente no es excepcional. El racismo es un virus que se ha ido propagando por todo el mundo más que el propio Covid-19. Y no se combate tirando estatuas o censurando películas.
Aversión a la comunidad china
A veces se viste de clasismo, otras de xenofobia y siempre de ignorancia. El racismo va en aumento. Lejos de hacernos mejores, la pandemia aumentó la aversión hacia los chinos, a los que algunos culpan injustamente de la extensión del virus.
