Opinión

Oh, la grandeur!

¡Qué tiempos tan extraños lo que vivimos! Conmemorar el bicentenario de Napoleón, que falleció tal día como ayer de 1821, se ha convertido en un asunto controvertido. Tanto es así que a Emmanuel Macron le asaltaron las dudas hasta el último momento. Al final acudió a la tumba del dictador, que antes encarnaba la grandeur y ahora es considerado golpista, sanguinario, homófobo y esclavista. Es lo que tiene el revisionismo. El corso que pasó a la historia como emperador y gran estratega militar es visto hoy como el hombre que convirtió Europa en un gran campo de batalla. Pero, como señalan desde el Elíseo, temerosos de que las celebraciones pasen factura a su inquilino, nunca se debería ver el pasado con los ojos del presente. Oh là là!
 

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