COMIENZA UNA NUEVA etapa este lunes en los consistorios lucenses tras la toma de posesión el sábado de las distintas corporaciones. Solo faltan tres para completar el mapa político de Lugo. Los ayuntamientos de Monterroso y Burela, pendientes de sendos recursos, y la Diputación, que seguirá gobernada por el PSOE con el apoyo del BNG. Los pactos de última hora -algunos de ellos con calzador, como el nuevo alcalde de A Fonsagrada- y ese ruido permanente de fondo proveniente de la batalla entre la dirección provincial del PSOE y la gallega, que si nada cambia acabará imponiendo su criterio en San Marcos, han contribuido a tensionar y enrarecer el ambiente. Pero hoy es momento de pasar página, cargar pilas y empezar a construir un nuevo tiempo en los concellos. Con ilusión y ganas de trabajar por los vecinos, que con esa exigencia acudieron a las urnas el pasado 26 de mayo.
El pasado siempre vuelve
Ya lo dice un proverbio ruso: "El pasado puede ser impredecible". Y el pasado siempre vuelve. Por eso estos días se recuerdan en periódicos y redes las mutuas descalificaciones entre Baltar y Jácome. Ayer enemigos íntimos, hoy socios en Ourense.
