EL NIVEL de la política española cada vez resulta más preocupante. Estos días hemos oído calificar a Pedro Sánchez de "psicópata", "egoísta", "cobarde", "mentiroso", "mala persona"... ¿No hay otra manera de valorar la remodelación del Ejecutivo sin recurrir al insulto personal? ¡Qué falta de estilo y de argumentación! En este sentido resulta llamativo que a Pablo Casado le haya parecido una "escabechina" tanto cese y no haya centrado sus críticas, por ejemplo, en que se mantenga un Gobierno sobredimensionado con 23 miembros y el correspondiente gasto que ello acarrea cuando tantos ciudadanos lo están pasando tan mal en lo sanitario y en lo económico. Pero los políticos viven en su mundo. Estén en el Gobierno o la oposición.
