Opinión

Educar no es fácil

AHORA QUE se conoce el informe Pisa, que no deja en tan mal lugar a Galicia, quizá es buen momento para recordar algunas reflexiones de la canadiense Catherine L’Écuyer, autora de Educar en el asombro. Lleva años alertando del peligro de las pantallas para los escolares, porque generan "inatención, hiperactividad, adicciones a la velocidad y a la pornografía y déficit de realidad". Y reclama que los niños jueguen más, algo que no ocurre porque les compran "juguetes con botones y pilas", dice en una reciente entrevista. Para esta respetada voz en el campo educativo, que se hayan incorporado ordenadores y tabletas a las aulas es "un símbolo de progreso, pero la innovación es un concepto comercial, no educativo". Y recuerda que los gurús digitales crían a sus hijos alejados de pantallas, porque ser de la generación Google no hace a uno más inteligente. Algo que deberían tener en cuenta los padres, a los que aconseja hablar más con los hijos para explicarles el sentido de las cosas y despertarles su conciencia crítica. 

La ilusión de ser un influencer 

"Es penoso que la mitad de los escolares quiera ser influencer". Lo dice el profesor Enrique Dans, que coincide con L’Écuyer en que algo se hace mal.

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